BIBLIOTECAS, SOCIEDAD Y ESTADO


  • Relação entre as bibliotecas, as ações dos profissionais que nelas atuam e o estado.

EL PARADIGMA PÚBLICO DE LA BIBLIOTECA PÚBLICA XII

El interés en torno a la relación entre «las bibliotecas y el público» fue cultivado con especial énfasis durante el siglo XX (McColvin, 1937; Sanctis, F. M. de y Federighi, P., 1981; Cinquemani y Parlavecchia, 1984; Parlavecchia, 1987; Asta y Federighi, 1998). Y en el presente siglo (Revelli, 2001) puede continuar siendo una motivación para resistir la postura neoliberal que usa, consciente o inconscientemente, el lenguaje empresarial para doblegar y desvirtuar tanto la dinámica social como la dinámica política de la biblioteca pública (y de otros tipos de instituciones bibliotecarias), es decir, para someter sus esencias vinculadas con el público y lo público. Esto se puede explicar mejor a través de estas dos ideas que se contraponen:

 

1] Las bibliotecas al servicio del público

 

2] Las bibliotecas al servicio del cliente.

 

Reflexionemos en esta ocasión la primera noción, la cual se refiere al servicio de la biblioteca pública como servicio público administrado por el Estado y dirigido al pueblo, a la comunidad, a toda la población. Como podemos entrever, se trata de los servicios bibliotecarios necesarios para la formación de ciudadanos diligentes en torno a cuestiones públicas, para así mejorar el funcionamiento de la democracia, para combatir las desigualdades sociales, para hacer efectivo el derecho humano a leer que tienen los individuos y los diversos grupos que constituyen la sociedad. Desde este ángulo, la biblioteca es un servicio público para re-construir la vida de la sociedad a través del uso de la información documentalmente organizada. Para hacer efectivo el derecho de elegir en un espacio de pluralidad ideológica el tema, el autor o el título que necesita el individuo como ser social que se desenvuelve en el entorno público de la biblioteca dirigida a todos. Esta idea,  con vocación al público, admite una postura amplia y profundamente política pues no está orientada simplemente al lector-usuario, sino al ciudadano como individuo y a la ciudadanía como elemento social y político del Estado.

 

En esta contextura, en que la biblioteca pública se considera como una institución social de democracia cultural, puesto que está o debe estar al alcance de todos, la primera idea no es atribuible a la biblioteca-empresa (Galato, 1998, p. 115); esto es, el nexo biblioteca-público no está orientado al usuario bajo la  noción de cliente. La primera concepción más bien se vincula con las tareas de la biblioteconomía cívica, las cuales apuntan a restablecer la base filosófica de la bibliotecología pública (McCabe, 2002, p. 79). Así que el concepto de biblioteca pública como servicio público cobra un peso específico mayúsculo porque se vincula a la tarea administrativa del Estado, convirtiéndose este tipo de centro bibliotecario en un factor que ayuda a legitimar el orden político imperante, en tanto que este servicio se crea y desarrolla para satisfacer las necesidades sociales que demanda la vida ciudadana. En este sentido, se trata de vislumbrar la relación intrínseca que existe entre biblioteca pública y administración pública.   

 

Las bibliotecas al servicio del público forman parte de las actividades derivadas de la función administrativa estatal. Estas instituciones han sido construidas en la era moderna como obra pública para la eficaz satisfacción de un interés general o colectivo. Para fomentar la lectura como ejercicio crítico del albedrío, como proceso de transformación mediante la reflexión y la acción. Desde esta perspectiva, las bibliotecas públicas juegan un importante papel para mejorar la calidad de vida en la comunidad. Bajo esta premisa, ellas se distinguen como instituciones valiosas pues, en concordancia con sus colecciones y servicios que desarrollan y ofrecen, dan formalmente a todos la oportunidad de tener éxito en torno a sus proyectos cotidianos. Recursos que las personas en su calidad de ciudadanos difícilmente pueden hallar y disfrutar en otros lugares, en especial aquellos con menos recursos como los desempleados y jubilados.

 

Al impulsar la alfabetización, las bibliotecas públicas fomentan el hábito de lectura como parte de las prácticas ciudadanas para re-construir a diario la democracia. Por esto, se infiere que es un desatino pensar que la sociedad hoy en día no necesita más de bibliotecas públicas. En este orden de ideas, el descuido de éstas, por parte del Estado y de la sociedad, es un acto negativo a todas luces que deben enmendar quienes tienen cargos de representación popular en los diferentes entramados de los poderes públicos del Estado. El recorte de presupuesto, la reducción de personal bibliotecario, la disminución del horario de servicio y el cierre de bibliotecas son actos que tienen un nocivo impacto, motivo por el que también se deben evitar estas irregularidades mediante políticas públicas que favorezcan el buen funcionamiento de este servicio público, el cual sigue siendo inmensamente relevante para desarrollar el talento humano y la capacidad ciudadana.

 

La biblioteca pública, como espacio para el público y como institución de lo público, constituye un punto de circulación, reunión y encuentro entre lectores, usuarios y bibliotecarios profesionales y auxiliares; es por tanto un lugar de socialización de la vida en comunidad. Es un sitio en el que se brinda a la población accesibilidad a la información bibliográfica y al conocimiento generado a través de una gran «diversidad bibliográfica» de autores, títulos, temas y editoriales (bibliodiversidad), así como mediante una gran variedad de formatos. Esta biblioteca coadyuva, mediante el préstamo público de las obras que cataloga y clasifica, a la práctica de la lectura institucionalizada y autodidacta en el seno de la sociedad. En este marco de servicio público de biblioteca, tanto los bibliotecarios profesionales como auxiliares, son seres sociales que trabajan frente a determinadas necesidades objetivas de información que tiene la comunidad. Estas necesidades son fruto de la actividad colectiva e individual de hombres y mujeres de todas las edades.

 

Como biblioteca para el público, esta institución bibliotecaria presenta algunas propiedades entre las que podemos identificar las siguientes: 1] Es un sitio accesible para todos sin ninguna exclusión; 2] en su interior nadie tiene primacía sobre alguien puesto que todas las personas que acuden a usar sus servicios tienen una posición igualitaria; 3] los recursos y servicios que ofrece a la comunidad es con base en un espíritu de libertad; 4] las colecciones y los servicios que pone a disposición de la población son administrados pensando en la pluralidad de ideas y, cada vez más, en la interculturalidad que caracteriza a la comunidad. En suma, la biblioteca pública es una plaza en la que se fusiona el saber y la libertad (Agnoli, 2009); un lugar social convertido en un importante servicio público que debe estar en igualdad de condiciones con los servicios de salud, transporte, registro civil y otros (Revelli, 2009, p. 8). O sea: “La biblioteca pública debe convertirse en el punto de referencia y socialización dentro de la comunidad. En otras palabras, la biblioteca debe convertirse en una ciudad” (Morriello, 2007, p.15) o en el espacio medular de toda zona urbana pero sin menoscabo de las zonas rurales. Las bibliotecas públicas, bajo el perfil social y político para servir al público, siguen siendo necesarias como fuerzas de cambio y de libertad.

 

Referencias

 

Agnoli, Antonella. (2009). Le piazze del sapere: Biblioteche e libertà. Roma: Editori Laterza.

 

Asta, Grazia; Federighi, Paolo (Eds.). (1998). El público y la biblioteca: metodologías para la difusión de la lectura. Gijón, Asturias: Ediciones TREA.     

 

Cinquemani, C.; Parlavecchia; G. (1984). Pubblico e biblioteca. Bollettino d’informazioni AIB. 4: 331-334

 

McCabe, Ronald B. (2001). Civic librarianship: renewing the social mission of the public library. Lanham, Maryland, The Scarecrow Press, 2001.

 

McColvin, Lionel R. (1937). Libraries and the public. London: E. Allen and Unwin.

 

Morriello, Rossana. (2007). Lo spazio sociale della biblioteca. Biblioteche oggi. (6): 13-17

 

Galato, Franco. (1998). Crear una voluntad colectiva de cambio. Notas para la definición de la biblioteca democrática. En Asta, Grazia; Federighi, Paolo (Eds.). El público y la biblioteca: metodologías para la difusión de la lectura. Gijón, Asturias: Ediciones TREA. pp. 115-120.  

 

Parlavecchia, G. (1987). Dalla biblioteca “pubblica” alla biblioteca “del pubblico”. Bolletino per biblioteche. 32: 118-122

 

Revelli, Carlo. (2001). La biblioteca pubblica e il suo pubblico. Biblioteche oggi. (4): 46-51.  

 

Revelli, Carlo. (2009). La biblioteca pubblica com luogo sociale. Biblioche oggi. (7): 7-11

 

Sanctis, F. M. de; Federighi, P. (1981). Pubblico e biblioteca. Nouve frontieri del lavoro educativo all’uso del libro. Roma: Bulzoni.  


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FELIPE MENESES TELLO

Cursó la Licenciatura en Bibliotecología y la Maestría en Bibliotecología en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Doctor en Bibliotecología y Estudios de la Información por la (UNAM). Actualmente es profesor definitivo de asignatura en el Colegio de Bibliotecología de la Facultad de Filosofía y Letras de UNAM. En la licenciatura imparte las cátedras «Fundamentos de Servicios de Información« y «Servicios Bibliotecarios y de Información» con una perspectiva social y política. Asimismo, imparte en el programa de la Maestría en Bibliotecología y Estudios de la Información de esa facultad el seminario «Servicios Bibliotecarios para Comunidades Multiculturales». Es coordinador de la Biblioteca del Instituto de Matemáticas de esa universidad y fundador del Círculo de Estudios sobre Bibliotecología Política y Social (2000-2008) y fue responsable del Correo BiblioPolítico que publicó en varias listas de discusión entre 2000-2010. Creó y administra la página «Ateneo de Bibliotecología Social y Política» en Facebook.