BIBLIOTECAS, SOCIEDAD Y ESTADO


  • Relação entre as bibliotecas, as ações dos profissionais que nelas atuam e o estado.

EL PARADIGMA PÚBLICO DE LA BIBLIOTECA PÚBLICA - XI

La premisa «la biblioteca pública está abierta a todos» infiere «el ser ideal» de esta institución social; el postulado «la biblioteca pública debe estar abierta para todos» colige «el deber ser» de esta notable institución de servicio público. En efecto, si el “principio fundamental de la biblioteca pública es que sus servicios deben estar disponibles a todos y no dirigida a un grupo en la comunidad, con exclusión de los demás” (The public library service, 2001, p. 8),  entonces es menester de que este servicio público de biblioteca tenga el apoyo decidido del Estado y el pleno reconocimiento de la sociedad. Consecuentemente, este centro bibliotecario debe ser objeto tanto de un justo financiamiento estatal como de una favorable legislación en sus diferentes niveles de administración geopolítica.

 

Así las cosas, la biblioteca pública es o debe ser objeto de política cultural y política pública para garantía de la libertad de acceso a los acervos organizados. Así como para fomentar la libertad de información, y de todas aquellas libertades públicas afines o colindantes como la libertad de lectura. Libertad que a veces se ve amenazada por algunos grupos conservadores que se incrustan en los diferentes círculos de los poderes civil, social y político (Meneses y Licea, 2005, p. 66). Desde esta arista, la biblioteca pública no es una institución sin importancia, por el contrario, es una entidad que está y debe estar abierta a todos.  

 

En un mayor nivel, el sistema nacional de bibliotecas públicas en todo país es o debe ser parte de las políticas de Estado que aseguren el acceso universal a la información y al conocimiento. El acceso comunal, libre y gratuito al uso de las colecciones y los servicios es un principio básico de accesibilidad para abatir barreras y lacras propias que genera la estructura social capitalista. La convicción de los bibliotecarios públicos de mantener esta naturaleza de biblioteca abierta a todos los grupos sociales, implica también apoyar el movimiento del acceso abierto a la información digital para todos. Esto significa que el acceso abierto a los fondos documentales electrónicos tiene estrecha relación con el acceso público a las bibliotecas con acervos impresos. Reflexionemos más sobre esto.    

 

El carácter público, en la dinámica social de la biblioteca pública, evoluciona cuando al préstamo de libros al público (al pueblo) se suma el sistema de acceso abierto a la estantería, el cual debe depender esencialmente de la valía real del sistema desde un punto de vista del bien público (un bien disponible para todos) y no de consideraciones hipotéticas entre las ventajas y desventajas que comenzaron a esgrimir los opositores a esta práctica de libre acceso a los fondos generales (Nelson, 1927, p. 117-119). Para advertir en una justa dimensión la relevancia de la política bibliotecaria de servicio de estantes abiertos a la comunidad de usuarios, podemos pensar que el movimiento relacionado con el acceso abierto en materia de información electrónica en las esferas de las bibliotecas académicas y especializadas (open access to scientific information) contrasta, en cierta manera, con el movimiento del acceso abierto a la estantería (open access shelves / open shelf section) en las bibliotecas públicas que comenzó con peculiar énfasis en la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del XX.

 

La Biblioteca Pública de Filadelfia adoptó el libre acceso a los estantes hasta 1895 (Nelson, 1927, p. 117). La Biblioteca Pública de Toronto inició su andadura en 1909 al informar su director de entonces, George H. Locke, sobre la adopción del acceso abierto a la estantería. Mientras que las principales iniciativas sobre el "open access" comienzan en el amanecer del siglo XXI. Y en uno y otro movimiento sigue estando en juego la trascendente libertad pública de acceso al conocimiento, derecho básico de la humanidad y del que depende la adquisición de habilidades de búsqueda y localización de la información. Hace más de 60 años el célebre bibliotecario británico Lionel R. McColvin dijo en la Conferencia para los bibliotecarios públicos de América Latina, efectuada en octubre de 1951, en São Paulo, Brasil:

 

«Toda biblioteca, incluso la que niega el libre acceso a las estanterías, es un arma contra la opresión; pero la biblioteca que niega al público esta libertad es un arma de escaso valor» (1953, p. 58).

 

Hablar de libertad es reflexionar sobre uno de los valores fundamentales de la democracia. Tratar el asunto de la libertad en materia de servicio bibliotecario mediante el modelo de estantería abierta al público, en el universo de esta naturaleza de unidades de información, es tema que se vincula con la «práctica bibliotecaria liberadora». Observamos así que la misión de la biblioteca pública no solamente es social en relación con este pensamiento, sino también política. De modo que el relevante nexo «libertad, democracia y biblioteca» exige, desde luego, razonamientos relativos al público y lo público en donde se entrelaza lo social con lo político; en donde se unen explícitamente la dinámica-misión social y la dinámica-misión política de las bibliotecas públicas en diversos contextos. Este tipo de institución bibliotecaria como espacio de lectura, los lectores y usuarios es “donde pueden aprender sobre la libertad, la autonomía y el encuentro con el otro, sea niño o adulto” (Patte, 2011, p. 13). Este razonamiento nos permite inferir que estas bibliotecas son ámbitos de libertad, puesto que ayudan y orientan a su comunidad de usuarios para poder elegir, entre múltiples opciones, los documentos que necesitan ellos para ser mejores personas y ciudadanos, sujetos de derechos y deberes.

 

Por ende, es preponderante pensar en torno al vínculo «bibliotecología social» y «bibliotecología política» para formar cuadros de bibliotecarios profesionales de nuevo cuño, capaces de comprender y aplicar críticamente las dualidades sociales y políticas entre esas dinámicas y misiones que se hacen evidentes a través de la gama de funciones que desempeñan las bibliotecas a través de sus acervos y servicios, desarrollados y gestionados éstos para el pleno beneficio del público y con el esencial soporte de lo público-estatal.   

 

En la contextura del uso de la biblioteca abierta a todos, por ende, como la institución de libre acceso para todos, se asevera desde cierta mira histórico-social:  

 

La Biblioteca Pública surge como necesidad de uso social del libro, como complemento de la lectura privada cuyo hábitat natural es la esfera de lo privado e íntimo. El empleo público del libro en el «espacio de todos» tiende a secularizar el fenómeno de la lectura como una actividad individual pero compartida gregariamente. (Parada, 2002, p.24).

 

De la idea «el uso social del libro» podemos derivar el concepto «el uso social de la biblioteca», y a partir de ambas nociones es posible pensar sobre «la utilización comunitaria de la biblioteca». Quedando así de lado o en segundo plano la hegemonía del uso privado de los acervos de las bibliotecas. Aunque esta política se mantiene relativamente relegada, pues se continúa sosteniendo el uso restringido, mediante ciertas reglas y privilegios, para quienes usan los acervos especiales (bibliotecas de libros raros y antiguos) y especializados (bibliotecas en ciencias exactas, naturales, sociales y humanas).

 

El asunto «los servicios al público», no solamente se erige como una categoría conceptual administrativa complementaria a «los servicios técnicos», sino también constituye la base del principio «servir al público» y en el caso de las bibliotecas públicas esto cobra mayor importancia porque se trata de «servir al pueblo» y/o «servir a toda la sociedad», «servir a todos». Fundamentos esenciales para distinguir la «función de servicio público bibliotecario», esto es, para reconocer el funcionamiento público-social de las bibliotecas públicas. El uso individual se mantiene pero se supera la esfera privada del uso de las colecciones mediante la lectura de libros, revistas y periódicos a través del desenvolvimiento de la biblioteca pública. Institución que permite abrir puertas, espacios y estantes con acervos generales para hacer efectiva la política cultural sobre «el uso público de la biblioteca»; para la utilidad comunal de las colecciones, servicios y recursos. Así, el uso social y el uso público de este centro bibliotecario son momentos clave que se vinculan con los actos referentes a la sociedad y al Estado y no solamente al desarrollo de las técnicas bibliotecarias relacionadas con la evolución y aplicación de los sistemas de préstamo.  

 

Política cultural que generaría en esencia la categoría de biblioteca pública. Institución que vendría a quebrantar paulatinamente el acceso privado y restringido a los libros y a la práctica de la lectura. El acceso del público a las bibliotecas, cada vez más amplio y sistemático, llega políticamente a romper, con espíritu revolucionario y democrático, el privilegio referente al uso acotado de las colecciones documentales que habían acaparado las bibliotecas monásticas, catedralicias, eclesiásticas, universitarias y aristocráticas formadas a lo largo de la Edad Media. Asimismo, vendría a vulnerar inexorablemente los servicios semipúblicos de lectura disponibles a través de las bibliotecas parroquiales, circulantes y de suscripción que existieron entre los siglos XVI al XIX, sin olvidar los clubes y gabinetes de lectura que funcionaron durante esas centurias en algunos países de Europa y América. Así que la política cultural relacionada con el uso público de las bibliotecas vino a echar por tierra la extravagante idea de que la biblioteca «no es para todos, sino para una minoría» (Asta; Federighi, 1998, p. 9). Mentalidad arraigada comúnmente entre algunos miembros pertenecientes a las clases dominantes.

 

 

Referencias

 

Asta, Grazia; Federighi, Paolo (Eds.). (1998). El público y la biblioteca: metodologías para la difusión de la lectura. Ediciones TREA.      

 

McColvin, Lionel R. (1953). El sistema de libre acceso a las estanterías de las bibliotecas. En Desarrollo de las bibliotecas públicas en América Latina: Conferencia de Sâo Paulo. [1951]. París: UNESCO.

 

Meneses Tello, Felipe; Licea de Arenas, Judith. (2005).  El problema ideológico de la selección-eliminación-destrucción de libros y bibliotecas. Ciencias de la Información. 36 (2): 65-71

 

Nelson, Ernesto (1927). Las bibliotecas en los Estados Unidos. New York: Sección Interamericana de la Dotación de Carnegie para la Paz Internacional. 

 

Parada, Alejandro E. (2002). De la biblioteca particular a la biblioteca pública. Buenos Aires, Argentina: Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas, Facultad de Filosofía y Letras, UBA: Errejotapé.

 

Patte, Geneviève. (2011) ¿Qué los hace leer así?: los niños, la lectura y las bibliotecas. México: Fondo de Cultura Económica.  

 

The public library service: IFLA/UNESCO guidelines for development. (2001). Gill, Philip G., (Ed.).  Müchen: K. G. Saur.

 


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FELIPE MENESES TELLO

Cursó la Licenciatura en Bibliotecología y la Maestría en Bibliotecología en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Doctor en Bibliotecología y Estudios de la Información por la (UNAM). Actualmente es profesor definitivo de asignatura en el Colegio de Bibliotecología de la Facultad de Filosofía y Letras de UNAM. En la licenciatura imparte las cátedras «Fundamentos de Servicios de Información« y «Servicios Bibliotecarios y de Información» con una perspectiva social y política. Asimismo, imparte en el programa de la Maestría en Bibliotecología y Estudios de la Información de esa facultad el seminario «Servicios Bibliotecarios para Comunidades Multiculturales». Es coordinador de la Biblioteca del Instituto de Matemáticas de esa universidad y fundador del Círculo de Estudios sobre Bibliotecología Política y Social (2000-2008) y fue responsable del Correo BiblioPolítico que publicó en varias listas de discusión entre 2000-2010. Creó y administra la página «Ateneo de Bibliotecología Social y Política» en Facebook.