BIBLIOTECAS, SOCIEDAD Y ESTADO


  • Relação entre as bibliotecas, as ações dos profissionais que nelas atuam e o estado.

LA RESPONSABILIDAD DIGITAL DEL PERSONAL BIBLIOTECARIO

Hoy en día en varios contextos bibliotecarios los retos de vivir en una sociedad digital se impone el desarrollo no solamente de habilidades o destrezas en materia de información digital, también exige reconocer y practicar una firme responsabilidad digital. Así, en el escenario de la revolución digital corresponde al personal bibliotecario asumir un serio compromiso para ayudar a enfrentar el problema que implica, por ejemplo, la brecha digital ante la tecnología digital. Panorama que demanda arduo trabajo para hacer accesible, a todos los grupos sociales, las colecciones y los servicios de corte digital. Por lo tanto este grave problema es en realidad una clara brecha en información. Si este recurso tiene un importante influjo en los sectores de la educación, la salud, el trabajo, la cultura y la economía de los pueblos e individuos, de las comunidades y personas, resulta ineludible subsanar la brecha digital en el siglo que transcurre.

En los innovadores entornos de la gestión de la información, la biblioteca digital (García y García, 2001) es uno de los elementos de suma relevancia de los sistemas de información digital. Otros elementos son: portales y sitios Web, repositorios, colecciones de activos digitales, blogs, wikis etcétera. Hoy en día el funcionamiento digital de un sistema bibliotecario digital (García y García, 2001: 178-199) es una evidente alternativa para abrir aún más las puertas a la información como recurso generador de conocimiento, y para ir más allá de los muros de la biblioteca tradicional y de las fronteras sociales (culturales, lingüísticas, étnicas) y geopolíticas (línea divisoria entre los territorios de dos Estados). Consecuentemente la responsabilidad digital en el contexto del trabajo bibliotecario debe superar las barreras que impiden el libre acceso a la información electrónica-digital para así abatir la desigualdad social, generadora a su vez de diferentes lacras sociales. En este entorno el concepto de acceso digital a los bienes y servicios culturales (Kulesz, 2017: 18) puede adquirir importancia tanto teórica como práctica en los momentos de pensar en el acceso a los servicios bibliotecarios y de información a través de formatos digitales.

La responsabilidad que nos ocupa reposa en una plataforma de principios y valores de gran magnitud del gremio bibliotecario, como: la libertad, la igualdad y la equidad de acceso a la información electrónica y/o digital, fundamentos que apuntan hacia el libre, igualitario y justo acceso a los recursos y servicios que ofrece Internet. Y todo este encuadre fundamental se relaciona con la responsabilidad democrática que se forja o se debería de labrar en los diversos entornos de los servicios bibliotecarios y de información. La libertad, la igualdad y la equidad de acceso a la información digital, en el universo de las bibliotecas, se debe basar y orientar en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, toda vez que las bibliotecas, en tanto instituciones de servicio, son o deben ser reconocidas como entidades de derecho social, político, cultural y humano (Meneses, 2017: 61). Idea que puede vincularse en torno a las responsabilidades social, política, cultural y humana sobre las que hemos ya discernido.

Hace tiempo se reflexionó acerca de la inclusión digital como un nuevo derecho humano, cuya contextura es la sociedad de la información y el conocimiento en la que vivimos. Pero toda política inherente a la inclusión de carácter digital está expuesta no solamente al inconveniente que conlleva la brecha digital, sino “a otras barreras como la pobreza informativa, la censura, el uso político de las tecnologías, la desinformación, la manipulación de los medios de comunicación y la destrucción de información pública -especialmente en los contextos de guerra, cambio social, justicia social, y el fundamentalismo del mercado global-“(López y Samek, 2009: 117). Ante este panorama, las bibliotecas y sus bibliotecarios deben sumarse a los diferentes individuos, grupos y organismos de acción colectiva que han estado asumiendo una clara responsabilidad en relación con la inclusión digital, asunto adherido a la relación social que existe entre «bibliotecas e igualdad». Consecuentemente, “es un nuevo campo de acción del Estado y, por consiguiente, de políticas públicas” (Ribeiro, 2013: 33).

La responsabilidad digital, como una variante emergente de la responsabilidad social, apunta hacia el cumplimiento de una misión y de una serie de objetivos. En este sentido el Manifiesto de las IFLA/UNESCO sobre las bibliotecas digitales (2013) es elocuente. Así la misión de estas nuevas bibliotecas, según se afirma en este documento, “consiste en proporcionar acceso directo a recursos informativos, digitales y no digitales, de manera estructurada y fiable, para de esta manera vincular la tecnología de la información, la educación y la cultura en las bibliotecas actuales”. Es decir, la misión del personal bibliotecario en esta esfera de acción democrática entraña hacer efectivos los mencionados principios y valores de acceso digital a la información. En concordancia con este mismo Manifiesto, el cumplimento de la misión exige lograr los siguientes objetivos: 

- Promover la digitalización, el acceso y la preservación del patrimonio cultural y científico.

- Brindar acceso a todos los usuarios a los recursos informativos acopiados por las bibliotecas, respetando los derechos de propiedad intelectual.

- Crear sistemas interoperables para las bibliotecas digitales, a fin de promover normas abiertas y el libre acceso.

- Fomentar la función esencial de las bibliotecas y los servicios de información para la promoción de normas comunes y prácticas idóneas.

- Crear conciencia sobre la necesidad apremiante de garantizar una accesibilidad permanente al material digital.

- Vincular las bibliotecas digitales a redes de investigación y desarrollo de alta velocidad.

- Sacar provecho de la convergencia creciente de los cometidos de los medios de comunicación y las instituciones para crear y difundir contenidos digitales.

En suma, de lo que se trata, en el marco de la responsabilidad social digital, es impulsar, garantizar y favorecer la libertad, la igualdad y la equidad de acceso a la información digital (la creada en formato digital) y digitalizada (convertida a este formato) entre las diversas comunidades inmersas tanto en el núcleo como en la periferia de la sociedad, en general, y de la sociedad digital, en particular. Con este enfoque valoral se abre un horizonte para unir esfuerzos con la intención de combatir y erradicar la brecha digital, entre otras barreras que dificultan el empeño de la accesibilidad a la información y al conocimiento en tiempos de la tecnología digital. Bajo este telón de fondo, el personal bibliotecario tiene el cometido de trabajar con la mentalidad de reafirmar su compromiso con estos valores esenciales. Todo esto infiere facilitar el acceso en línea a las expresiones culturales alojadas en las diferentes y diversas instituciones públicas –museos, bibliotecas, archivos–, tanto a través de la digitalización de materiales como de la unificación de catálogos electrónicos disponibles vía Web (Kulesz, 2017: 49), con el fin de ayudar en los procesos de búsqueda y recuperación de información.

Las directrices del Manifiesto de la IFLA/UNESCO sobre Internet nos orientan para comprender la esfera tridimensional expuesta, es decir sobre la libertad, la igualdad y la equidad de acceso a la información digital. En materia de libertad, las bibliotecas deben ofrecer acceso a la información en Internet de acuerdo con los preceptos que establece el Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en el que se afirma que toda persona tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; derecho a la libertad de buscar, recibir y difundir información e ideas a través de cualquier medio y por encima de cualquier tipo de fronteras. En relación con la igualdad y la equidad, las bibliotecas deben asegurar que el acceso a la información en Internet esté disponible para todos, independientemente de edad, raza, nacionalidad, religión, cultura, afiliación política, discapacidad física o mental, género u orientación sexual. Así que el personal bibliotecario tiene la responsabilidad profesional de ofrecer a los usuarios un acceso igual y equitativo a Internet (Manifiesto de la IFLA/UNESCO sobre Internet: directrices, 2006: 17). La responsabilidad que nos ocupa infiere entonces una responsabilidad de acceso público, cuya finalidad es servir a todos los individuos y grupos que integran la sociedad. De tal suerte que la responsabilidad digital se vincula estrechamente con la responsabilidad de servicio que hemos abordado en otro rubro.

Si aceptamos el punto de vista expresado en el Manifiesto de la IFLA/UNESCO sobre Internet: “Es responsabilidad de la biblioteca aportar un entorno para el uso de Internet que trate a todos los usuarios por igual y respete su privacidad y sus decisiones en la búsqueda de información” (2006: 24) digital, entonces ¿cuál es la motivación que debe impulsar al personal bibliotecario para pensar y actuar responsablemente en relación con la libertad, la igualdad y la equidad de acceso a la información electrónica y/o digital? Una respuesta es: la participación ciudadana de la sociedad civil en la esfera de un Estado democrático. Entonces en las conexiones teóricas «participación y sociedad» y «democracia y participación ciudadana» (Llancar Etcheverry, 2007) podemos hallar algunos elementos fundamentales, esto es, componentes concernientes a la dimensión valoral con respecto al acceso digital a la información, en general, y al acceso a la información digital en el marco de un sistema bibliotecario digital, en particular. 

Resulta pertinente preguntar con respecto al uso de Internet ¿el personal bibliotecario debe tratar a todos los usuarios por igual, según como afirma en abstracto el Manifiesto citado? En torno al valor de la igualdad, en general, y de la igualdad de acceso a la información digital, en particular, tenemos que ser muy cuidadosos porque posturas igualitarias, sin aplicaciones y orientaciones concretas, podrían entrar en conflicto o colisión con algunos modos o situaciones que implican diversidad cultural y desigualdad social. En este sentido, este personal debe conocer, valorar y respetar las diferencias de los grupos que componen la sociedad para actuar congruentemente y en concordancia con la naturaleza social de la comunidad a la que sirve. Las nociones de otredad o alteridad (del latín alter = Otro), usuales en los campos de la filosofía, la sociología y la antropología, pueden ayudarnos a comprender la necesidad de reconocimiento del Otro que, en virtud de sus diferencias (el otro como distinto y el otro como diverso), no puede ser tratado bajo un esquema de igualdad abstracta puesto que lo pondría en riesgo de desventaja o quebranto. El fenómeno de la otredad no está aparejado a lacras sociales o perjuicios tales como la xenofobia, el racismo, la homofobia, la misoginia, la estigmatización y la segregación, sino a algo positivo como: observar la existencia de los demás sin desprecio para así tratarlos con respeto y conmiseración. Tengamos en cuenta esto porque la otredad cultural en los pueblos latinoamericanos se halla presente cotidianamente en las jornadas de trabajo bibliotecario; está permanentemente en el itinerario de la condición humana diversa que caracteriza a las comunidades de usuarios y lectores que acuden a los diferentes espacios de servicios bibliotecarios. 

Fenómenos sociales como la «diversidad cultural», categoría teorizada en el marco de los servicios bibliotecarios multiculturales, implica pensar en los cometidos que plantea el Manifiesto IFLA por la biblioteca multicultural: 1] promover la alfabetización informacional en la era digital, y el dominio de las tecnologías de la información y comunicación; 2] procurar la diversidad lingüística en el ciberespacio; y 3] fomentar el acceso universal al ciberespacio. Para cumplir con estas atribuciones es necesario, según este Manifiesto: “Desarrollar colecciones y servicios culturalmente diversos y multilingües, incluyendo recursos digitales y multimedia”. Colecciones y servicios que ayuden, en efecto, a impulsar la alfabetización digital, la diversidad lingüística en Internet y el acceso a todas las personas que conforman la comunidad, considerando con especial énfasis “a grupos que a menudo sufren marginación en las sociedades con diversidad cultural: minorías, refugiados y solicitantes de asilo, personas con permisos de residencia temporales, trabajadores inmigrantes y comunidades indígenas” (Manifiesto IFLA por la biblioteca multicultural, 2006: 2). La oferta de colecciones y «servicios bibliotecarios digitales» deben, en contextos multiculturales, gestionarse: 1] para todos los tipos de comunidades de usuarios, y 2] en todos los tipos de sistemas bibliotecarios y de información documental. 

En un lapso de alrededor de 30 años la evolución conceptual entre «biblioteca electrónica» y «biblioteca digital» (García y García, 2001: 9) se ha desarrollado también en el plano de las palabras clave «ciudadanía electrónica» (Gray, 1992) y «ciudadanía digital» (Mossberger, 2008; Ribble, 2011). Con todo, estas nociones nos permiten puntualizar el acceso ciudadano a la información electrónica y/o digital, con el objetivo de generar una ciudadanía capaz de participar social y políticamente sobre los asuntos públicos que le atañen, es decir, en relación con sus derechos y obligaciones, pues “la participación es una de las responsabilidades fundamentales de los ciudadanos en una democracia constitucional” (Gray, 1992: 145). Forma de gobierno que relaciona la participación política con la participación ciudadana, pero entreverada con los mecanismos de participación informada. Fenómeno que tiende a reflejar el prototipo ideal del ciudadano bien informado

La integración entre pensamiento-acción en el campo de la interrelación bibliotecología-biblioteconomía supone: 1] reflexionar con el objeto de teorizar diversos sistemas de ideas y 2] actuar racionalmente para estimular cambios sociales. Así, en el terreno de la formación de una ciudadanía bien informada, entraña desarrollar praxis bibliotecaria (Targino, 1997), pero desde una perspectiva de responsabilidad digital. Se trata así que el personal bibliotecario piense y actúe para forjar una cultura cívica entre la comunidad de usuarios de la biblioteca, con la pretensión de abarcar “el derecho de los ciudadanos a hablar, leer, investigar, pensar, expresar, aprender y enseñar sin restricciones arbitrarias” (Gray, 1992: 144). Todo esto mediante el apoyo de las colecciones y los servicios digitales a disposición de la comunidad. Con base en este enfoque, la responsabilidad digital del personal bibliotecario consiste en ayudar a mantener la esencia democrática que implica el acceso a la información electrónica y/o digital para contribuir en la construcción permanente de “una ciudadanía crítica y participativa, orientada a la transformación social” (Mata-Benito, Ballesteros-Velázquez y Padilla-Carbona, 2013: 56). Una ciudadanía capaz para transformar objetiva y positivamente la realidad social, para construir un mejor mundo. 

Referencias

García Camarero, E., García Melero, L. A. (2001). La biblioteca digital. Madrid: Arco/Libros. 

Gray, C. M. (1992). The civil context of electronic citizenship. In D. J. Reynolds, editor. Citizen rights and access to electronic information (pp. 141-149). Chicago, Illinois: Library and Information Technology Association. 

IFLA (2006). Manifiesto de la IFLA/UNESCO sobre Internet: directrices.

https://archive.ifla.org/faife/policy/iflastat/Internet-ManifestoGuidelines-es.pdf

IFLA (2006). Manifiesto IFLA/por la biblioteca multicultural.

https://archive.ifla.org/VII/s32/pub/MulticulturalLibraryManifesto-es.pdf

IFLA (2013). Manifiesto de las IFLA/UNESCO sobre las bibliotecas digitales.

https://www.ifla.org/ES/publications/manifiesto-de-las-ifla-unesco-sobre-las-bibliotecas-digitales

Kulesz, O. (2017). La cultural en el entorno digital. Paris, Francia: Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

Llancar Etcheverry, C. A. (2007). Sociedad civil y participación ciudadana - cómo los actores sociales se hacen parte de las decisiones. Interações 9 (2), 181-188

López-López, P., Samek, T. (2009). Inclusión digital: un nuevo derecho humano. Educación y Biblioteca. 21(172), 114-118 

Mata-Benito, P., Ballesteros-Velázquez, B., Padilla-Carbona, M. (2013). Ciudadanía participativa y transformadora: análisis de discursos y propuestas de aprendizaje. Teoría de la Educación: Revista Interuniversitaria. 25(2), 49-68

Meneses-Tello, F. (2017). Información y bibliotecas en torno a los derechos humanos. Revista Brasileira de Biblioteconomia e Documentação, 13 (2), 42-84

Mossberger, K. (2008). Digital citizenship: the internet, society, and participation. Cambridge, Massachusetts: The MIT Press, 2008.

Ribeiro Rosa, F. (2013). Inclusión digital como política pública: disputas en el campo de los derechos humanos. Sur - Revista Internacional de Direitos Humanos. 10 (18), 33-55 

Ribble, M. (2011). Digital citizenship in schools. Washington, DC: International for Technology in Education. 

Targino, M. G. (1997). Praxis bibliotecária. Informação & Sociedade: Estudos. 7(1), 26-33


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FELIPE MENESES TELLO

Cursó la Licenciatura en Bibliotecología y la Maestría en Bibliotecología en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Doctor en Bibliotecología y Estudios de la Información por la (UNAM). Actualmente es profesor definitivo de asignatura en el Colegio de Bibliotecología de la Facultad de Filosofía y Letras de UNAM. En la licenciatura imparte las cátedras «Fundamentos de Servicios de Información« y «Servicios Bibliotecarios y de Información» con una perspectiva social y política. Asimismo, imparte en el programa de la Maestría en Bibliotecología y Estudios de la Información de esa facultad el seminario «Servicios Bibliotecarios para Comunidades Multiculturales». Es coordinador de la Biblioteca del Instituto de Matemáticas de esa universidad y fundador del Círculo de Estudios sobre Bibliotecología Política y Social (2000-2008) y fue responsable del Correo BiblioPolítico que publicó en varias listas de discusión entre 2000-2010. Creó y administra la página «Ateneo de Bibliotecología Social y Política» en Facebook.