BIBLIOTECAS, SOCIEDAD Y ESTADO


  • Relação entre as bibliotecas, as ações dos profissionais que nelas atuam e o estado.

LA RESPONSABILIDAD AMBIENTAL DEL PERSONAL BIBLIOTECARIO

En general, esta responsabilidad atañe a todas las personas. El daño al hábitat, causado por individuos, grupos, empresas, gobiernos y países, está a la vista cotidianamente. Así que la responsabilidad ambiental, entendida como el compromiso que se tiene en relación con el cuidado del ecosistema para preservarlo, recae en la especie humana en su conjunto. Desde esta amplia perspectiva, al personal que labora en los diferentes tipos y sistemas de bibliotecas le corresponde generar conciencia para ayudar a proteger el ambiente. En este sentido, esta gran responsabilidad no está asociada solamente al sector productivo. Quienes trabajan en el sector cultural, en el que podemos ubicar apropiada y ampliamente a las diversas instituciones bibliotecarias, también deben incumbirles las prácticas y los hábitos sostenibles. Garantizar el equilibrio medioambiental para las presentes y futuras generaciones, insistamos, es una obligación que se debe extender a todos.

Las características de una biblioteca sustentable proyectan trabajo bibliotecario que se puede agregar a las acciones de una ciudad sostenible, esto es, que no agote los recursos naturales ni ponga en riesgo la perdurabilidad del planeta. En el septuagésimo quinto aniversario de haber sido creada la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas (IFLA), se difundió la Declaración acerca de las bibliotecas y el desarrollo sostenible, la cual fue aprobada por la Junta de Gobierno de esa asociación internacional, reunida el 24 de agosto de 2002 en Glasgow, Escocia, Reino Unido. En ese documento se:

- Declara que todos los seres humanos tienen el derecho fundamental a un ambiente adecuado para su salud y bienestar.

- Reconoce la importancia de un compromiso con el desarrollo sostenible para satisfacer las necesidades del presente sin comprometer las capacidades del futuro.

- Afirma que los servicios de bibliotecas e información promueven el desarrollo sostenible al asegurar la libertad de acceso a la información.

De tal manera que la IFLA afirma en esa declaratoria de dominio público en Internet:

La comunidad internacional de bibliotecas e información constituye una red que conecta a los países en desarrollo y a los países desarrollados, apoya el desarrollo de servicios de bibliotecas y de información en todo el mundo y asegura que estos servicios respeten la equidad, la calidad general de vida para todas las personas y el medio ambiente.

La responsabilidad ambiental del personal bibliotecario podemos centrarlo en torno a los ejemplos innovadores en materia de prácticas verdes, ambientales y/o sustentables que han estado llevándose a cabo en el marco de la profesión bibliotecaria, con el fin de hacer crecer y mantener desarrollos ecológicamente amigables en distintas instituciones bibliotecarias (Antonelli y McCullough), 2012: 1). Es decir, la responsabilidad ambiental en el campo de la biblioteconomía se asocia al  Movimiento de la biblioteca verde (Antonelli, 2008; Aulisio, 2013; Cardoso y Machado, 2017), mismo que es posible encuadrarlo en el Movimiento verde (León, 2011). Los tres principales ejes de la biblioteca verde son: 1] edificios verdes, 2] comités, servicios y programas verdes y 3] recursos verdes. Estos ejes temáticos estructuran la política verde bibliotecaria, la cual apunta hacia la preservación del medio ambiente, actuando contra la explotación indiscriminada de los recursos naturales.

Así, la responsabilidad ambiental bibliotecaria se adhiere al ecologismo, esto es, al movimiento social, político y global que lucha por la protección del medio ambiente (Valencia, 2000: 184). En este sentido, la práctica y el conocimiento en relación con la biblioteca verde, está desarrollándose como una acción de política bibliotecaria y una corriente de pensamiento. Cuadrante teórico-práctico en el que es factible pensar en el personal bibliotecario ecológico, esto es, el personal comprometido a reducir el impacto ambiental en virtud de los desafíos que implican el agotamiento de algunos recursos energéticos y el calentamiento del sistema climático (Antonelli, 2008: 1). Frente al deterioro ambiental global, frente a una irresponsabilidad generalizada por el elevado consumismo, Atton (1993) alude a los conceptos de biblioteconomía verde (green librarianship) y biblioteconomía ambiental (environmental librarianship). Este enfoque trata de estimular el interés y la confianza del personal bibliotecario del siglo XXI para que asuma el reto de ser ecológico y así ser y hacer la diferencia (Fourie, 2012). Es, por ende, una biblioteconomía de alto perfil; es una tendencia emergente que define la responsabilidad ambiental bibliotecaria en el siglo que transcurre.   

El personal bibliotecario con espíritu ecologista puede orientar sus actividades y pensamientos (su praxis) de naturaleza verde con base en el libro de Miller (2010), quien trata cuatro aspectos esenciales: 1] el papel verde de la biblioteca, 2] la biblioteca como un lugar verde, 3] los servicios verdes en tu biblioteca y 4] la biblioteca como maestra verde.  A través del contenido de estos asuntos se explica la verdeización del servicio de biblioteca, que tiene la protección ambiental como objetivo de fondo. Por lo tanto, inferimos que la comunidad bibliotecaria puede y debe desempeñar un compromiso extraordinario en la creación de comunidades más ecológicas, más respetuosas de la naturaleza. Todas las bibliotecas, independientemente de su tipo, tienen el deber de mejorar la condición ambiental de la humanidad. En virtud que las instituciones bibliotecarias son entidades de servicio al público, orientadas por asuntos de utilidad social, tienen la urgente responsabilidad de no contribuir al deterioro del ecosistema; y como importantes espacios con recursos de información pueden ayudar a concienciar en torno a los graves problemas ambientales que padece el mundo natural. 

Si las bibliotecas públicas, junto con las escuelas públicas de educación básica, están convocadas a construir una ciudadanía activa, estas instituciones de servicio público deben empeñarse en ayudar a conformar una ciudadanía ecológica, es decir, ciudadanos ecológicamente conscientes de sus responsabilidades y obligaciones en el marco de una sociedad sustentable (Valencia, 2000: 191). Aulisio (2013: 1) es claro al afirmar que las bibliotecas verdes no se reducen a la construcción de espacios amigables desde el punto de vista sustentable, es decir, “las bibliotecas verdes son más que edificios” porque:   

Las bibliotecas ahora tienen la oportunidad, e incluso la responsabilidad, de liderar la sustentabilidad a través del modelaje de prácticas verdes en sus propias operaciones e instalaciones, y además proveer servicios, colecciones y programas para ayudar a las comunidades a lograr sus propios objetivos ecológicos (Mulford y Himmel, 2010: xv).

Si es que, en la contextura de la responsabilidad ambiental, la biblioteca verde debe promover el respeto y el cuidado del ecosistema con el ejemplo y practicando una administración ecológica, cuyo objetivo sea colaborar en el mantenimiento eficiente y el uso ético de los recursos naturales. Con base en este enfoque, se sugiere que el personal bibliotecario practique la ecosofía (sabiduría para habitar el planeta ante la grave crisis ecológica global que encara la humanidad), con miras a lograr un equilibrio en el entorno de la vulnerabilidad de los sistemas ecológicos y evitar así más daños irreversibles a la flora, la fauna y el clima (Neshelm, 2016).

En concordancia con lo anterior y en el marco de la formación profesional en biblioteconomía y bibliotecología, se requiere con urgencia incluir en el currículo el estudio de la administración o gestión ambiental con miras a contar con personal bibliotecario capaz de coadyuvar sobre el uso racional de los recursos y la protección y conservación del ecosistema. Profesionales competentes para organizar las necesarias actividades antrópicas, cuyo objetivo sea lograr una mejor calidad de vida mediante la prevención y el reducimiento de los daños ambientales, así como a través de la búsqueda de soluciones a problemas que encara los diversos hábitats del mundo.     

 

Referencias

Antonelli, M. (2008). The green library movement: an overview of green library literature and actions from 1979 to the future of green libraries. Electronic Green Journal. 1(27), 1-11 Available at: http://escholarship.org/uc/item/39d3v236

Antonelli, M., McCullough, M., Eds. (2012). Greening libraries. Los Angeles, CA: Library Juice Press.

Atton, C. (1993). Green librarianship: a revolt against change. Assistant Librarian. 86 (11), 166-167   

Aulisio, G. J. (2013). Green libraries are more than just buildings. Electronic Green Journal. 1(35), 1-10 Available at: http://escholarship.org/uc/item/3x11862z

Cardoso, N. B., Machado, E. C. (2017). Bibliotecas verdes e sustentáveis no Brasil. Transinformação 29(2), 141-149

Dias, S. M. (2017). Environmental sustainability for public libraries in Portugal: a first approach. Electronic Green Journal. 1(40), 1-15. Available at:  http://escholarship.org/uc/item/9t8791rq

Fourie, I. (2012). A call for libraries to go green: an information behaviour perspective to draw interest from twenty-first century librarians. Library Hi Tech. 30 (3), 428-435

León Jiménez, F. (2011). El pensamiento político verde. Revista Internacional de Pensamiento Político 6, 347-356

Miller, K. (2010). Public libraries going green. Chicago: American Library Association.

Mulford, S. M., Himmel, N. A. (2010). How green is my library? Santa Barbara, California: Libraries Unlimited.   

Neshelm, S. (2016). The library in an ecosophical perspective. Scandinavian Library Quarterly. 49 (1-2), 25-27

Valencia Záiz, A. (2000). Teoría política verde: balance de una disciplina emergente. Revista Española de Ciencia Política (3), 181-194


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FELIPE MENESES TELLO

Cursó la Licenciatura en Bibliotecología y la Maestría en Bibliotecología en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Doctor en Bibliotecología y Estudios de la Información por la (UNAM). Actualmente es profesor definitivo de asignatura en el Colegio de Bibliotecología de la Facultad de Filosofía y Letras de UNAM. En la licenciatura imparte las cátedras «Fundamentos de Servicios de Información« y «Servicios Bibliotecarios y de Información» con una perspectiva social y política. Asimismo, imparte en el programa de la Maestría en Bibliotecología y Estudios de la Información de esa facultad el seminario «Servicios Bibliotecarios para Comunidades Multiculturales». Es coordinador de la Biblioteca del Instituto de Matemáticas de esa universidad y fundador del Círculo de Estudios sobre Bibliotecología Política y Social (2000-2008) y fue responsable del Correo BiblioPolítico que publicó en varias listas de discusión entre 2000-2010. Creó y administra la página «Ateneo de Bibliotecología Social y Política» en Facebook.