BIBLIOTECAS, SOCIEDAD Y ESTADO


  • Relação entre as bibliotecas, as ações dos profissionais que nelas atuam e o estado.

EL PARADIGMA POLÍTICO DE LA BIBLIOTECA PÚBLICA - III

El paradigma político de la biblioteca pública comprende también una relación poco usual: «bibliotecas públicas, partidos políticos y elecciones». Esta relación no se refiere solamente a  las opiniones que los políticos de los diversos partidos emiten en relación con el servicio de la biblioteca pública (Usherwood, 1993; Smith and Usherwood, 2003); o las políticas bibliotecarias que esgrimen los institutos políticos durante los procesos electorales y que han sido analizadas en algunos contextos (Sánchez, 2006). Este nexo conceptual sugiere también que este tipo de centros bibliotecarios pueden participar activamente en los procesos electorales concernientes a la renovación periódica de los poderes públicos de elección popular, es decir, de los poderes Ejecutivo, y Legislativo.

 

Así, a pesar de que las bibliotecas públicas han desempeñado un papel bastante pasivo en tiempos de estos procesos políticos, esto es, cuando la ciudadanía tiene el derecho y el deber de elegir a sus representantes populares, se ha reconocido la posibilidad de poder revertir esta situación. Con razón se afirma que: “Las bibliotecas de todos los tipos – públicas, escolares y académicas - pueden desempeñar un papel vital en el proceso electoral” (Link, 1984, p. 1597). Consecuentemente, estos espacios de lectura pública pueden ser considerados para actuar como dispositivos de «información política» en tiempos de comicios. Pero, en concreto, ¿qué podrían hacer las bibliotecas públicas durante tiempos de elecciones?

 

Si consideramos que la información política que difunden los medios de comunicación masiva a menudo no satisfacen las exigencias ciudadanas en cuanto a «información electoral» se refiere, entonces los centros bibliotecarios, a disposición de toda la población, pueden contribuir en mantener mejor informada a la sociedad en torno a los acontecimientos políticos que exigen lectura política. Sabemos que las notas informativas durante una campaña para elecciones presidenciales, por ejemplo, no son suficientes para informar a la ciudadanía con derecho a sufragar. La cobertura del proceso electoral en radio y televisión para la difusión de promocionales de partidos políticos y autoridades electorales, desde el inicio de las precampañas de los candidatos hasta el día en que se celebra la jornada electoral, puede ser amplia pero esa información comúnmente es exigua o incompleta porque las emisoras solamente están obligadas a transmitir la información que al respecto aprueba la autoridad electoral o la que conviene a los candidatos y, por ende, a los partidos en contienda. El impacto social de la difusión de este recurso durante los procesos político-electorales y en un contexto pluripartidista se infiere al afirmar que:

 

En las sociedades modernas, cada persona tiene necesidad de conocer lo que sucede en su entorno para poder actuar en libertad. La verdadera libertad sólo se da en el individuo cuando dispone de información que le permita elegir entre varias opciones. De esta manera, cuando la información es incompleta, insuficiente, tergiversada o inexistente, el individuo sigue teniendo esa capacidad de elegir, pero de forma parcial y limitada. (Sosa, 1998, p.18).

 

Desde esta perspectiva, la ciudadanía requiere saber acerca del obrar político, positivo y negativo, así como las especificidades de los proyectos de nación y las agendas de trabajo de las y los candidatos presidenciales. Las bibliotecas públicas en este sentido tienen la posibilidad de incluir en sus acervos la «bibliografía política» y la documentación político-electoral de los partidos contendientes y la de sus candidatos, además la información emitida por los órganos competentes sobre la normatividad del proceso electoral.

 

En esta contextura, la información electoral es una categoría específica de la información política, cuadrante en el que las bibliotecas públicas pueden sumarse al derecho político, jurídico y electoral de acceso a este género de información. Lo que se trata es que el conocimiento y las ideas complementen la publicidad y la propaganda políticas sobre asuntos de contiendas electorales. Los servicios bibliotecarios destinados a toda la población así podrían apoyar la equidad en materia electoral, la cual “tiene como misión la de compensar las desventajas contingentes en que se encuentran algunos partidos políticos en dirección a la igualdad de aquéllos que posean un mayor capital político y representativo en los órganos de gobierno” (Quiñones, 2002, p. 55). 

 

Es decir, si las bibliotecas públicas desempeñan la función de información y este recurso es necesario durante los procesos electorales en el marco de un Estado democrático; y si estas instituciones son constructoras de ciudadanía, entonces ellas pueden contribuir con su grano de arena informando a la comunidad acerca de los partidos, los candidatos y sus proyectos políticos. Para tal efecto se estima que la literatura de campaña que publican los diversos partidos políticos es la materia prima esencial en la relación que existe entre «bibliotecas, información y elecciones». De modo que el “primer paso en la obtención de información sobre las elecciones es identificar quién está produciendo esa información” (Link, 1984, p. 1598) durante las diferentes cuatro etapas que comprende el proceso electoral, a saber: 1] la campaña electoral, 2] la jornada electoral, 3] los resultados y la validez de las elecciones y 4] el dictamen y las declaraciones de validez de los candidatos electos. Todo esto, en concordancia con los actos regulados y las actividades autorizadas por la Constitución Política, la legislación y la reglamentación electoral reconocidas por las autoridades, los partidos políticos y los ciudadanos. En cuanto a la información generada por estos partidos se considera que:

 

“La mayoría de los partidos, especialmente los más pequeños, están dispuestos a enviar una gran variedad de materiales de forma gratuita y también están dispuestos a agregar el nombre de su biblioteca a su lista de correo regular. Las cartas recordativas cada mes o dos pudieron ser útiles si encuentra que usted no está recibiendo los materiales.  La mayoría de los partidos disponen de una publicación periódica, un boletín, revista o periódico que puede proporcionar al día la información sobre las actividades de los partidos y candidatos. Por último, los partidos políticos también son el contacto clave para los candidatos individuales que funcionan con el apoyo del partido” (Link, 1984, p. 1598-1599).

 

Pero no solamente los partidos políticos son los generadores de información electoral. La documentación de esta naturaleza no se limita a las campañas de promoción del voto, es decir, no se circunscribe a la «propagada partidista». También la «propaganda gubernamental» produce una gran cantidad de documentación. Esto equivale a que las campañas de información no corren a cuenta solamente de los partidos, sino también de las autoridades electorales. Información documentada que puede tener cabida en las bibliotecas públicas para mantener, en efecto, una ciudadanía informada en relación con mecanismos aprobados respecto a los procesos electorales que a ella le incumben. Parece entonces que estas bibliotecas deben y pueden contribuir de manera importante a la promoción de la participación ciudadana para el ejercicio del derecho al sufragio que invocan las autoridades electorales, los partidos políticos y sus candidatos. 

 

En esta esfera de influencia política, esto es, en el contexto del modelo político de la biblioteca pública, se combina el derecho a leer en general con el derecho de acceso a la información electoral en particular (Nava, 2009). Si sufragar en las elecciones constituye un derecho y una obligación que se ejerce para integrar los órganos del Estado de elección popular, esto implica que la ciudadanía cuente con los mecanismos institucionales indispensables para tener plena libertad a consultar la información electoral pertinente. El sistema nacional de bibliotecas públicas de todo Estado democrático-republicano debe y puede ser una opción en este sentido. El conocimiento por parte de la ciudadanía en torno a los candidatos y a los institutos políticos que los postulan es relevante porque como afirma Carbonell:

 

Un candidato o un partido político no tiene solamente un interés general en que sus mensajes y su ideología se conozcan, sino que dependen de ello para tener éxito electoral. La conquista del voto depende, en primer lugar, de que el ciudadano sepa que un partido político existe, y luego de que conozca sus planes o propuestas. Sin visibilidad en el espacio público un partido político está condenado al ostracismo y, en definitiva, al fracaso electoral. (2008, p. 40).

 

La información sobre los estatutos, la declaración de principios, los programas de acción, los antecedentes de sus líderes, los reglamentos, el financiamiento público, los convenios con la coalición, etcétera, puede ser de interés no solamente para los órganos de vigilancia y militantes de los partidos, sino también para los simpatizantes de los mismos y la sociedad en general. La información pública de estas organizaciones podría ser componente importante de los acervos y servicios de las bibliotecas públicas, recurso esencial del derecho a la información pública en los Estados democráticos. Estos espacios públicos de socialización de recursos bibliográficos pueden ser, por ende, una alternativa cultural de las estrategias de comunicación política tanto de las autoridades electorales como partidistas. Naturalmente es necesario que los sistemas de bibliotecas públicas, en sus diferentes niveles geopolíticos, respeten los límites y alcances que marca el ordenamiento jurídico del acceso a la información pública en materia electoral (Nava, 2009) de cada país. Lo cierto es que, como asevera Link: “Las mentes creativas de los bibliotecarios pueden encontrar muchas maneras para informar al público la información que determinamos como importante o útil para la toma de decisiones políticas” (1984, p. 1600). Y el tema del proceso electoral es un asunto relevante que impacta en todos los niveles de la sociedad y no solamente de las esferas gubernamentales y partidistas.

 

En materia de «cultura política» es importante la «cultura electoral» de la sociedad, tanto en tiempos de comicios como en otros periodos en que la participación ciudadana es fundamental para forjar el Estado de democracia. Así,  entre las actividades que los sistemas de bibliotecas públicas pueden llevar a cabo en tiempos electorales, entre otros periodos, podemos destacar las siguientes:

 

-          Programar conferencias y discusiones acerca de los institutos políticos reconocidos por el sistema de gobierno, el sistema electoral y el sistema de partidos políticos, como parte esencial de los servicios de extensión bibliotecaria para niños, jóvenes y adultos.

-          Desarrollar y organizar acervos, impresos y digitales, que garanticen el acceso a la información político-electoral que la ciudadanía requiere para participar en los procesos de toma de decisiones políticas en torno a esa triada de sistemas estructurales que conforman el orden político-institucional del Estado.

-          Coordinar trabajo con las bibliotecas especializadas en materia de información político-electoral, particularmente con aquellas que dependen de esos tres sistemas políticos.

 

Todo esto con la visión de que estas instituciones bibliotecarias, dedicadas a servir al pueblo, contribuyan a enriquecer la cultura política en general y la cultural electoral en particular de la sociedad acerca de ese sistema político que configura el Estado democrático; así como para colaborar en la optimización de la gobernabilidad, la participación y la representación entre esa trilogía de sistemas que distingue Nohlen (1999). Esta perspectiva no es una ilusión, es un paradigma efectivo que al relacionar «elecciones y política», varias bibliotecas públicas de algunos países (Estados Unidos, Canadá, Singapur, y otros) practican al considerar entre sus responsabilidades primordiales el trabajo de difundir, por ejemplo, los actos de campaña de los candidatos de las diferentes fuerzas políticas. Considerando para tal efecto un nivel de equidad para todos ellos. 

 

 

Referencias

 

Carbonell, Miguel. (2008). La libertad de expresión en materia electoral. México: tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. 

 

Lick, Terry. (1984). Political elections: the library role. Library Journal. 109 (14): 1597-1601

 

Nava Gomar, Salvador Olimpo. (2009). El derecho de acceso a la información en material electoral. Sufragio: Revista Especializada en Derecho Electoral. (3): 70-97

 

Nohlen, Dieter. (1999). Sistema de Gobierno, Sistema Electoral y Sistema de Partidos Políticos: opciones institucionales a la luz del enfoque histórico-empírico. México: Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación: Instituto Federal Electoral: Fundación Friedrich Naumann.

 

Quiñones Tinoco, Carlos Sergio (2002). La equidad en la contienda electoral. México: Universidad Nacional Autónoma de México.

 

Sánchez Sánchez, Juan. (2006). Bibliotecas públicas y partidos políticos. Las políticas bibliotecarias en los programas electorales (1977-1993). En: Combates por la biblioteca pública en España: artículos, investigaciones y conferencias (1978-2006). España: Almud. pp. 41-88

 

Smith, Kerry; Usherwood, Bob. (2003). Public library politics: an international perspective. Australian Public Libraries and Information. 16 (2): 76-80

 

Sosa Plata, José Antonio. (1998). Información política: enfoque analítico y perspectiva estratégica. México: Instituto Federal Electoral

 

Usherwood, Bob. (1991). Politics and the public library service. Journal of Librarianship and Information Science. 23 (2): 75-85

 

---------------. (1993). Public library politics: the role of the elected member. London: Library Association Publishing.


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FELIPE MENESES TELLO

Cursó la Licenciatura en Bibliotecología y la Maestría en Bibliotecología en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Doctor en Bibliotecología y Estudios de la Información por la (UNAM). Actualmente es profesor definitivo de asignatura en el Colegio de Bibliotecología de la Facultad de Filosofía y Letras de UNAM. En la licenciatura imparte las cátedras «Fundamentos de Servicios de Información« y «Servicios Bibliotecarios y de Información» con una perspectiva social y política. Asimismo, imparte en el programa de la Maestría en Bibliotecología y Estudios de la Información de esa facultad el seminario «Servicios Bibliotecarios para Comunidades Multiculturales». Es coordinador de la Biblioteca del Instituto de Matemáticas de esa universidad y fundador del Círculo de Estudios sobre Bibliotecología Política y Social (2000-2008) y fue responsable del Correo BiblioPolítico que publicó en varias listas de discusión entre 2000-2010. Creó y administra la página «Ateneo de Bibliotecología Social y Política» en Facebook.