BIBLIOTECAS, SOCIEDAD Y ESTADO


  • Relação entre as bibliotecas, as ações dos profissionais que nelas atuam e o estado.

LA RESPONSABILIDAD ÉTICA DEL PERSONAL BIBLIOTECARIO

En el marco del complejo sistema de responsabilidades que debe observar y practicar el personal bibliotecario, la responsabilidad ética no debe ni puede pasar inadvertida, puesto que en torno de ésta gravitan otras responsabilidades de diferente naturaleza. La responsabilidad ética en el campo de la biblioteconomía está ligada a conceptos como «filosofía de la información», «ética de la información», «ética bibliotecaria». Se trata de la ética aplicada en la esfera práctica del personal bibliotecario. Sin embargo, esta temática tiene poco tiempo de haber comenzado su andadura discursiva, pues como advirtió el autor del libro Ethical chanllenges in librarianship:

Hasta hace poco, los bibliotecarios y los profesionales de la información pensaban muy poco en los problemas éticos. La literatura anterior de mediados de los setenta está repleta de discursos de modales, etiqueta y decoro, pero hay poco disponible sobre cuestiones éticas específicas (Hauptman, 1988: 1).

Parece que la afirmación de que “la biblioteconomía es, en su esencia, una actividad ética que incorpora un enfoque rico en valor al trabajo profesional con información” (IFLA, 2012), pasó inadvertida para el gremio bibliotecario internacional durante gran parte del siglo XX. 

Así, no obstante que los problemas y los dilemas éticos se presentan cotidianamente durante las arduas jornadas de trabajo bibliotecario, el estudio en torno a las relaciones entre «biblioteconomía y ética» y «bibliotecario y ética» son asuntos que se han venido procurando cultivar apenas hace poco tiempo. Esto tanto en el mundo anglosajón (Hauptman, 1988; Rubin y Froehlich, 1996; Alfino y Pierce, 1997; Froehlich, 1997; Hauptman, 2002; Simpson, 2003; Mcmenemy, Poulter y Burton, 2007; Froehlich, 2007; Preer, 2008; Buchanan, 2009), como en el universo hispanoamericano (Souza, 2002; Bustamante, 2007; López, 2007; López y Vives, 2013, Souza y Silva, 2014; Morán, 2017). La generación de esta literatura responde a la aseveración:

La ética está muy presente en las bibliotecas y centros de información, ya sean bibliotecas públicas, escolares, universitarias, especializadas, centros de información corporativos o incluso en el propio acceso a la información vía Internet como fuente de información (Bustamante, 2009: 117).

De lo general a lo particular, recordemos que la ética, como disciplina filosófica, trata sobre el bien y el mal, lo correcto y lo errado del comportamiento humano, o sea que estudia el buen vivir de manera consciente y libre para evitar el mal vivir; en pocas palabras, el objeto formal de la Ética es el estudio y análisis de la bondad o maldad de los actos humanos (Gutiérrez, 1990: 22); es decir, en general la ética es la teoría o ciencia del comportamiento moral de los seres humanos en sociedad (Sánchez, 1969:16). La ética profesional es el conjunto de normas, principios y valores que orientan el quehacer de los profesionales, esto es, es la “ciencia normativa que estudia los deberes y los derechos de los profesionales” (Menéndez, 1998: 12). La ética bibliotecaria es, en el contexto especulativo o cognitivo, el estudio del comportamiento ético del personal que hace funcionar los diferentes tipos de bibliotecas que, como instituciones sociales, están dedicadas a beneficiar a los individuos y la sociedad; es, en el orden práctico, el ejercicio ético del personal bibliotecario dentro y fuera de sus centros de trabajo. La ética del personal bibliotecario se inserta en la esfera de la ética profesional, la cual “no es un tipo nuevo o especial de ética, sino que son los valores de la ética ‘normal’ o regular aplicada a los contextos profesionales” (Froehlich, 1997: 5) de la información. 

El quehacer bibliotecario, como actividad humana profesional, en la contextura de la sociedad y el Estado, se orienta y norma mediante la «teoría del deber», nominada como deontología, o sea, es la ciencia de las obligaciones morales. La ética profesional del personal bibliotecario o la ética bibliotecaria se apoya en los códigos deontológicos peculiares (Souza, 2007: 144) que han estado configurando generalidades relacionadas con la ética de la información (Freire, Silva y Nascimento, 2015; Morán, 2017: 146). Estos códigos de ética, en el ámbito laboral, son singulares en los diferentes gremios profesionales (abogados, médicos, periodistas, etcétera). La médula de estos documentos de carácter prescriptivo y procedimental se proyecta mediante una serie de enunciados axiológicos e imperativos categóricos. Así que a veces contienen preceptos que parecen más bien “normas de certificación de calidad” (Souza, 2007: 144) o “recetarios” o escritos de consulta inmediata (vademécum) (Morán, 2017: 147) que poco ayudan al buen proceder del profesional de la información bibliográfica.

Independientemente de la crítica en torno a esos códigos de conducta, la ética profesional en general, y la ética bibliotecaria en particular se apuntalan tanto en la deontología como en la axiología, rama de la filosofía que estudia y analiza la naturaleza de los valores, ya sean positivos o negativos. Como se sabe, los códigos deontológicos son elaborados por alguna comisión que se forma en el seno de las asociaciones profesionales, las cuales son corporaciones de derecho público, por lo tanto son organizaciones protegidas por la ley y reconocidas por el gobierno y el Estado,  

La ética bibliotecaria es posible analizarla desde dos grandes aristas: 1] como asignatura que se imparte en el marco de un plan de estudios de las escuelas de biblioteconomía, bibliotecología y/o ciencias de la información, y 2] como la buena práctica profesional de quienes pertenecen al gremio bibliotecario en activo, basada en una gama de principios, valores, normas, derechos, obligaciones y deberes. Para efectos de este escrito, hacemos énfasis en la segunda perspectiva.

Cuestionemos esos términos en relación con la responsabilidad ética. Es decir, en materia de principios y valores, normas y derechos, obligaciones y deberes ¿cuáles tienen más prioridad o preponderancia ante determinados problemas éticos? A juicio de Froehlich (1997: 13): “La principal preocupación serán las obligaciones y los principios profesionales, y con respecto a las obligaciones, la atención se centrará en las responsabilidades más que en las obligaciones”. Y entonces, ¿qué relevancia tienen los valores, las normas y los derechos en la práctica bibliotecaria? A nuestro parecer, en el plano práctico del personal bibliotecario, todos esos conceptos generales tienen gran importancia en el universo de los problemas y dilemas éticos que se encaran en la esfera de los servicios bibliotecarios y de información.

Si el trabajo en el campo de la biblioteconomía exige poner en práctica cotidianamente comportamientos éticos, entonces la ética bibliotecaria comprende todas las actividades y todos los procesos que realiza el personal en el contexto de las instituciones bibliotecarias, esto es: 1] la selección y adquisición de materiales, 2] la catalogación y clasificación de las colecciones, 3] los servicios dirigidos a la comunidad de usuarios. En otras palabras, implica trabajar éticamente el desarrollo de las colecciones, la organización bibliográfica y la gestión de servicios al público porque como se afirma: 

El ciclo de suministro de información a un usuario es probado y comprobado. Desde la selección inicial, la compra, la clasificación y catalogación y el procesamiento para el uso público hasta el aprovechamiento final por parte del usuario, el sistema no ha cambiado mucho durante las décadas y los siglos que los bibliotecarios han llevado a cabo esta tarea. Cada etapa del proceso presenta su propio conjunto de desafíos desde un punto de vista ético (McMenemy, Poulter y Burton, 2007: 43).

Con base esta percepción, es necesario potenciar una ética de servicio de biblioteca, porque “la biblioteconomía es una profesión definida por el servicio. Cada aspecto de la biblioteconomía, cada acción que asumimos como bibliotecarios puede y debe ser medida en términos de servicio” (Gorman, 2000: 75). En este sentido, concordamos con dos ideas generales: 1] “la biblioteconomía es una profesión de servicio” (Hauptman, 2002: 59); y 2] “el servicio es un valor clave de la biblioteconomía” (Gorman, 2000: 173) alrededor del mundo, por ende el servicio es un valor universal en el cosmos práctico de la bibliotecología, cuyo elemento es lo que habitualmente señalamos como servicios al público. Pero el buen funcionamiento de éstos siempre depende de los nominados servicios técnicos. Y ni unos ni otros están al margen de la responsabilidad ética, pues ambos integran la naturaleza del servicio en las bibliotecas. 

Empero resulta importante no perder de vista el ámbito del sistema bibliotecario que sirve a la comunidad, como tampoco el entorno social, político, cultural y económico en el que se encuentra este servicio cultural, pues en el caso de uno de los principios y valores fundamentales del que debe responsabilizarse el personal de biblioteca, como el que infiere la libertad de acceso a la información, se asevera:

Si bien existen muchas similitudes entre las bibliotecas y los centros de información, existen diferencias que afectan el contexto y la naturaleza de la deliberación moral: por ejemplo, la noción de acceso gratuito y público a la información es diferente en una biblioteca pública que en una biblioteca especializada (Froehlich, 1997: 7).

Consecuentemente, durante la práctica de otros valores éticos, centrales o medulares, que giran en torno al trabajo bibliotecario, profesional y auxiliar, el discernimiento debe considerar tanto el contexto del tipo de biblioteca como sus diferentes entornos en los que se halla inmersa. 

En materia de valores y ética (o valores éticos) se perciben coincidencias pero también diferencias. Contrastemos a tres autores que han tratado las cualidades valorales en el campo de la bibliotecología y/o biblioteconomía. 

Para Byrne (2002: 14), estos son los valores cardinales a considerar: 

La promoción del libre flujo de la información e ideas

La conexión de las personas con las ideas

El compromiso con la alfabetización, la alfabetización en información y el aprendizaje

El respeto por la diversidad y la individualidad de todas las personas

La preservación del documento humano

La excelencia en el servicio profesional para nuestras comunidades

Las alianzas para avanzar en estos valores 

En tanto Gorman (2002: 26-27), razona en relación con otro conjunto de valores sustanciales aplicados al trabajo de biblioteca, a saber:

Administración

Servicio

Libertad intelectual

Racionalismo

Alfabetización y aprendizaje

Equidad de acceso al conocimiento e información registrada

Privacidad

Democracia 

Mientras que Rubin (2010: 405) discurre sobre una gama de valores principales inherentes a los trabajadores de la biblioteca, a saber:

Servicio

Respeto por la lectura y el libro

Respeto por la verdad y la búsqueda de la verdad

La tolerancia

El bien público

La justicia

La estética

Valores que ciertamente son compartidos con otras profesiones. Valores que incluso pueden configurarse también como responsabilidades, esto es, que pueden ser parte del sistema de responsabilidades del personal bibliotecario, tal como hemos reflexionado en torno al valor de la democracia, configurando así la «responsabilidad democrática», con la mira de contar con trabajadores de biblioteca aptos para el ejercicio responsable de la democracia. Valores que, asimismo, se relacionan con el acceso oportuno a los materiales que la comunidad de usuarios requiere, componente importante del rol de todo tipo de instituciones bibliotecarias en servicio. Así, el personal que debe asumir la correspondiente responsabilidad ética, tiende a comprometerse con la práctica permanente de un repertorio de valores sustanciales; con la elevación moral de las personas y de los grupos; con el buen vivir de la comunidad y la sociedad. 

Para el caso de la biblioteconomía latinoamericana es necesario pensar en un conjunto sistemático de valores fundamentales, pues si bien algunos de los mencionados por Byrne, Gorman y Rubin pueden apreciarse como valores universales, aún éstos precisan someterse a una rigurosa revaloración, reformulación y ponderación. Siempre en concordancia con la contextura social, política, económica, ideológica y cultural del trabajo bibliotecario que se lleva a cabo en América Latina. Este análisis nos permitiría evitar crear un conjunto amorfo, desordenado y confuso de valores. Esto nos ayudaría a generar una jerarquía o tabla de valores, necesaria para tener opciones de contrastar, elegir o preferir, por razones circunstanciales, entre valores inferiores y superiores (Frondizi, 1972: 20). El problema de la jerarquía siempre dependerá de la concepción ética en relación con la diversidad de valores que se deben poner en práctica en la esfera del quehacer bibliotecario. La problemática de la escala axiológica en el plano de la biblioteconomía puede basarse en el estudio de la teoría de los valores éticos.

 

Referencias

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Buchanan, E. (2009). Case studies in library and information science ethics. Jefferson, North Carolina: McFarland.

Bustamante Rodríguez, A. T. (2007). Ética, bibliotecas y bibliotecarios: deontología para la profesión bibliotecaria. Educación y Biblioteca. 19 (159) 117-126 

Byrne, A. (2002). Information ethics for a new millenium. In R. W. Vaagan, editor. The ethics of librarianship: an international survey (pp.8-18). Mûnchen: K. G. Saur.

Freire, I. M., Silva, A. L. A., Nascimento, G. F. C. L. (2015). A mandala das virtudes dos profissionais bibliotecários. Revista Brasileira de Biblioteconomia e Documentação. 11 (1), p. 78-93

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Gutiérrez Saenz, R. (1990). Introducción a la ética. México: Editorial Esfinge.

Hauptman, R. (2002). Ethics and librarianship. Jefferson, North Carolina: McFarland & Company. 

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López, López, P. (2007). Biblioteca y ética ciudadana. Educación y Biblioteca. 19 (159), 83-88

López López, P., Vives I Gracia, J. 2013. Ética y derechos humanos para bibliotecas y archivos. España: Federación Española de Asociaciones de Archiveros, Bibliotecarios, Museólogos y Documentalistas. 

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Menéndez, A. (1998). Ética profesional. México: Herrero Hermanos. 

Morán, A. (2017). Dimensiones éticas de la bibliotecología: puntos relevantes a considerar para la posibilidad de un nuevo código de ética profesional para bibliotecólogos en México. Pespectivas em Ciência da Informação. 22 (3), p. 143-157

Preer, J. L. (2008). Library ethics. Westport, Connecticut : Libraries Unlimited.

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FELIPE MENESES TELLO

Cursó la Licenciatura en Bibliotecología y la Maestría en Bibliotecología en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Doctor en Bibliotecología y Estudios de la Información por la (UNAM). Actualmente es profesor definitivo de asignatura en el Colegio de Bibliotecología de la Facultad de Filosofía y Letras de UNAM. En la licenciatura imparte las cátedras «Fundamentos de Servicios de Información« y «Servicios Bibliotecarios y de Información» con una perspectiva social y política. Asimismo, imparte en el programa de la Maestría en Bibliotecología y Estudios de la Información de esa facultad el seminario «Servicios Bibliotecarios para Comunidades Multiculturales». Es coordinador de la Biblioteca del Instituto de Matemáticas de esa universidad y fundador del Círculo de Estudios sobre Bibliotecología Política y Social (2000-2008) y fue responsable del Correo BiblioPolítico que publicó en varias listas de discusión entre 2000-2010. Creó y administra la página «Ateneo de Bibliotecología Social y Política» en Facebook.