BIBLIOTECAS, SOCIEDAD Y ESTADO


  • Relação entre as bibliotecas, as ações dos profissionais que nelas atuam e o estado.

LAS BIBLIOTECAS SANTUARIO: ESPACIOS PARA PROMOVER LA JUSTICIA SOCIAL Y LA DIVERSIDAD CULTURAL

El Movimiento Santuario apareció en los Estados Unidos a consecuencia de que miles de centroamericanos buscaron asilo al huir de la violencia política de los regímenes de El Salvador y Guatemala. Así, las ciudades santuario surgieron en la década de los ochenta del siglo XX. En virtud que la mayoría de esas personas fueron etiquetadas como migrantes económicos, serían deportadas a su país de origen, Así que varias iglesias en ese país comenzaron a ofrecer refugio a esas personas. Al reverendo John M. Fife, de la Iglesia Presbiteriana de Southside en Tucson, se le reconoce como uno de los pioneros de esta corriente humanitaria. Si es que el concepto de «santuario» está basado en tradiciones religiosas (Collingwood, 2019, pp. 20-21), mismas que continúan desarrollándose, por ejemplo, a través del discurso de la teología social, y puesto en práctica mediante la organización Fronteras Compasivas, cuya meta es alcanzar la anhelada justicia social, principalmente para favorecer a personas abandonadas y menospreciadas (Hoover, 2018, pp. 23-24).

Cierto, la palabra “santuario” se ha usado para expresar diferentes ideas en relación con las bibliotecas, tales como: “las bibliotecas son santuarios de libros”. Pero no es este el sentido que se trata, por ejemplo, en el reciente libro de John Vincent, Libraries and sanctuary: supporting refugees and other new arrivals (2022). Este autor británico se refiere a que algunas bibliotecas públicas se han estado consolidando como parte de las «ciudades santuario» (Delgado, 2018; Collingwood, 2019) al ofrecer espacios, recursos y servicios para asistir a indigentes, migrantes, exiliados o refugiados; para aliviar las apremiantes necesidades de los más vulnerables del sistema social capitalista. En el presente siglo, Canadá, Estados Unidos, Reino Unido, Suecia y otros países, han expandido sus servicios para asistir a los más desamparados. Las instituciones bibliotecarias en el entorno de las ciudades consideradas santuarios se relacionan con asuntos que giran en torno a prácticas de justicia social y diversidad cultural, de igualdad y equidad, de libertad y respeto. En suma, cuestiones que involucran la relación «información, bibliotecas y derechos humanos» (Meneses, 2017).

Un novedoso eje temático en el campo de la biblioteconomía pública (public librarianship) es el estudio y análisis de la relación entre bibliotecas públicas y el concepto de “santuario”. Asunto que ha estado abarcando, por ejemplo, casi la totalidad del servicio de ese tipo de centros bibliotecarios en el Reino Unido. Si bien el uso explícito de esta palabra es prácticamente reciente, en algunos contextos históricos los servicios de biblioteca pública se han equiparado a lo que hoy en día se concibe como la idea de santuario con el objetivo de hacer funcionar los servicios bibliotecarios para los más necesitados. En este sentido, se afirma:

Si bien la idea de santuario nunca desaparece realmente, incluso durante los principales conflictos internacionales y domésticos, el cruce entre el santuario y las bibliotecas públicas va y viene y nunca se limita a una interpretación o parámetros estrictos. El santuario puede ser una experiencia tanto interna como externa, que ha sido, puede ser y es, experimentada a través de la biblioteca pública histórica y moderna (Vincent, 2022, p. 76).

 

 


El libro de John Vincent, es el primero sobre esta relevante temática; y es el primer libro de la serie «Libraries and social justice», quien funge como el Series editor. La temática de esta obra se vincula estrechamente con cuestiones de inclusión social, justicia social, derechos humanos y multiculturalismo en el escenario de las bibliotecas como instituciones al servicio de la sociedad. Según la descripción de la editorial que lo publica (Facet Publishing), este libro es una guía práctica sobre cómo las bibliotecas y su personal pueden apoyar a los "recién llegados"; personas que por diferentes motivos han cruzado las fronteras para llegar a otro país. El autor analiza los diferentes impulsores que hay detrás del movimiento de un individuo, su necesidad de señalización de caminos y los tipos de barreras que enfrentan los recién llegados y las personas que buscan refugio en determinados contextos. En este libro es posible conocer las razones de fondo relativas a la migración, al contexto político global de la migración y a los probables impactos de ambas. También es posible obtener una comprensión de cuánto trabajo han hecho las bibliotecas hasta ahora con respecto a buenas prácticas; conocer ejemplos de "lo que funciona" y estudios de casos más extensos; identificar brechas en la provisión de bibliotecas; y encontrar inspiración para comenzar iniciativas similares en su propia institución. Basándose en las décadas de trabajo de Vincent sobre el tema de «bibliotecas y exclusión social», este es un libro para quienes buscan crear una comunidad bibliotecaria incluyente y acogedora.

 

 

Cabe mencionar que John Vincent ha trabajado en el sector público británico desde la década de 1960, principalmente en materia de servicios de bibliotecas públicas. En 1997, formó parte del equipo que produjo la primera revisión sobre bibliotecas públicas y exclusión social en el Reino Unido, dando como resultado la creación de "The Network", que ahora coordina. Está particularmente interesado en apoyar el trabajo que hacen las bibliotecas con las personas que buscan refugio, los jóvenes bajo tutela y las personas LGBTQ+. Es autor, junto con John Pateman, del libro «Public libraries and social justice», publicado en 2010 por la editorial Ashgate. En octubre de 2021, City of Sanctuary publicó una segunda edición de su guía Libraries of sanctuary resource pack.

Vincent piensa sobre la necesidad de ampliar la voz contra el racismo y la injusticia. Así, a través de sus escritos ha estado convocando al personal de las bibliotecas a comprometerse a desmantelar esas lacras que padece la humanidad. Asimismo, ha estado forjando la convicción de que la biblioteca, la información y el conocimiento pueden ser recursos clave para coadyuvar proactivamente en la creación de una sociedad antirracista. En otras palabras, comparte el punto de vista: “Las bibliotecas públicas tienen el potencial de ser fuerzas poderosas en la lucha por la justicia social” (Pateman y Vincent, 2010, p. 142). Pues como ya ha afirmado quien esto escribe:

[…] no solamente en manos del Estado está el reconocimiento y la práctica de la justicia social bibliotecaria, sino también de quienes directamente somos responsables de formar a las nuevas generaciones de bibliotecólogos con perspectiva de justicia social, así como de aquellos que tenemos la responsabilidad profesional de organizar y ofrecer servicios bibliotecarios justos, por ende, realmente al alcance de todos los grupos sociales y no preferente o únicamente para servir a comunidades privilegiadas de la sociedad (Meneses, 2020a, p. 24).

 

Las “libraries of sanctuary” son una corriente en el  marco del movimiento Sanctuary City en el Reino Unido, y en otros países, la cual proyecta iniciativas de buenas prácticas para acoger a personas en alto riesgo de vulnerabilidad social, cuyo objetivo es fomentar una cultura de bienvenida e inclusión para todos aquellos seres humanos en situación de desventaja que se ven en la necesidad de deambular, huir o migrar; es una red de bibliotecarios, de personal de bibliotecas, de grupos comunitarios y amantes de los libros que crean conciencia sobre los problemas que enfrentan las personas en situación de indigencia, migración, asilo o refugio, ofreciendo innovadoras oportunidades de apoyo y participación, contribuyendo así a una cultura de recepción y bienllegada entre la comunidad de grupos sociales minoritarios.

En el Reino Unido cabe mencionar que a las Kirklees Libraries se les ha otorgado los Library of Sanctuary Awards (Premios Biblioteca de Santuario), con los que celebran el trabajo de los servicios bibliotecarios que brindan un espacio agradable y sin riesgos para las personas que huyen de conflictos, climas cambiantes, contextos pauperizados o persecuciones. Esas bibliotecas se han convertido en líderes al proporcionar un espacio hospitalario para las comunidades de necesitados, inmigrantes, exiliados y refugiados, ofreciéndoles una gama de recursos y actividades que promueven la inclusión social y la diversidad cultural; que fomentan, desde diferentes aristas, el respeto por los derechos humanos.

¿Qué hacen las bibliotecas santuario en el Reino Unido para lograr su objetivo? Ofrecen acceso gratuito a libros, incluidos libros bilingües, como parte de la colección de libros electrónicos; acceso gratuito a Pressreader, que permite a las personas leer publicaciones internacionales que de otro modo no estarían disponibles en el Reino Unido; acceso gratuito a recursos electrónicos como Go Citizen, que ayuda a las personas a prepararse para el examen Life in the UK; acceso público gratuito a otras fuentes de información; organización de grupos de conversación informales; eventos regulares como Meet, Try, Learn y Refugee Week, así como eventos especiales únicos, como para festejar fiestas de Navidad. Cabe destacar que el personal bibliotecario ya no solicita a los migrantes una identificación formal para convertirse en miembros de la biblioteca; no es un obstáculo ser persona indocumentada para obtener el carnet de usuario(a) de esta institución de lectura pública.

Carneiro y Rocha en su libro cartonero Bibliotecas mudan o mundo (Bibliotecas que cambian el mundo) afirman con elocuente claridad que “las bibliotecas como lugares de refugio y acogida […] es una de las mayores tendencias entre las bibliotecas del futuro” (2016, p. 47), entre las bibliotecas públicas del siglo XXI. Precisando esta idea, las bibliotecas santuario, como espacios de resistencia, resiliencia, fuerza moral y ética de cuidado, son una tendencia del presente incierto para mejorar el futuro inmediato. Así que a través de los servicios bibliotecarios, con consistencia de santuario, se intenta forjar un mundo menos inseguro para aquellas personas que se encuentran en grave estado de vulnerabilidad social (Meneses, 2008).

En el marco de las buenas prácticas bibliotecarias santuario cabe destacar el caso de las bibliotecas públicas de Malmö, ciudad multicultural costera localizada en el sur de Suecia. Torbjörn Nilsson informa sobre el aumento y la ampliación de los servicios bibliotecarios y de información ante la situación de los refugiados e inmigrantes que han llegado de Siria y Afganistán. Circunstancia que ha acentuado la reconocida función social que desempeñan este tipo bibliotecas. El carácter multicultural de Malmö reside en que más del 30% de la población ha nacido en el extranjero y la mitad de los niños hablan otro idioma, además del sueco. Más aún, en ese asentamiento urbano se reconoce la presencia de residentes de 178 países. De tal suerte que “las doce bibliotecas públicas de Malmö llevan mucho tiempo desarrollando y ofreciendo servicios para los recién llegados”, entre ellos, la “formación de idiomas en las bibliotecas” (Nilsson, 2016, p. 1). Al aprendizaje de idiomas se han agregado varias actividades lúdicas (fútbol y tenis de mesa) para los jóvenes. Asimismo, se han estado ofreciendo recursos tecnológicos (Skype, wifi) para satisfacer necesidades digitales de comunicación e información de manera gratuita para todas las personas. También se han organizado eventos para ayudar a formar grupos de trabajo voluntario. Nilsson asevera que la situación de los refugiados e inmigrantes en Malmö ha ocasionado la mejora y el fortalecimiento del servicio de biblioteca pública, el cual contribuye a la inclusión y cohesión social.

Más aún, las prácticas bibliotecarias con espíritu de santuario se han extendido en la región geográfica y multicultural de Escandinavia. Latitud localizada al norte de Europa y constituida en parte por tres países nórdicos germánicos: Dinamarca, Noruega y Suecia. Al respecto Lundberg y  Dahlquist (2018) informan sobre esas iniciativas que han estado llevando a cabo las bibliotecas públicas en las ciudades de Copenhague, Oslo y Malmö. Donde se ha estado pugnando por salvaguardar el derecho a la información para personas que carecen de permisos de residencia en esos territorios estatales. De modo que los servicios bibliotecarios en esa región del mundo también se han estado pensando para ofrecerlos a los más vulnerables, esto es, a los llamados inmigrantes irregulares. La intención es tratar de mitigar las políticas migratorias cada vez más restrictivas y violentas que implementan los poderes públicos del Estado.

Son varios los beneficios clave de aquellas bibliotecas abiertas con perspectiva de santuarios para quienes recién llegan, entre estos cabe mencionar: extender el alcance de la biblioteca; atraer a una diversidad de personas que requieren acceder a servicios personalizados; fortalecer la coordinación de trabajo con comunidades y organismos locales; situar al personal de la biblioteca como un elemento consciente de la problemática migratoria; demostrar que la institución bibliotecaria tiene recursos y servicios importantes que ofrecer a los recién llegados; obtener el reconocimiento de los altos funcionarios que el servicio de biblioteca es relevante para ayudar a solucionar problemas que aquejan a individuos y grupos socialmente vulnerables.

Convertir las bibliotecas públicas con estatus de santuarios, espacios cálidos o amparos seguros para indigentes, migrantes, refugiados y exiliados implica que estas instituciones se asuman como principales fuentes de oposición a las políticas económicas, antiinmigrantes o autoritarias en esos y otros países. En este sentido, las “bibliotecas santuario”, aliadas de las “ciudades santuario” (como Miami, Los Ángeles, Seattle, Berkeley, San Diego, Austin, Boston, Houston, Chicago, San Francisco, Denver, y Norfolk en los Estados Unidos), han respondido dando protección a personas sin techo, a quienes  huyen de guerras, catástrofes o persecuciones; o bien, a  individuos que son expulsados de su país o perseguidos por motivos políticos; y a gente que busca cambiar de lugar de residencia para aspirar a una mejor vida y que se encuentran en situación irregular. De tal modo que esas instituciones bibliotecarias han estado gestionando más y mejores servicios frente a políticas nacionales excluyentes. Así, las bibliotecas santuario proyectan una imagen social humanitaria ante determinadas políticas económicas y migratorias que socaban y quebrantan flagrantemente los derechos humanos, desafiando así el monopolio de los Estados en materia económica y migratoria.

Esas bibliotecas trabajan en sociedad con otras instituciones para promover la inclusión, extendiendo el Movimiento Santuario para resaltar lo positivo de sus actividades, proveyendo de espacios cálidos, sin prejuicios y acogedores para todas las personas que los requieren. En efecto, esas bibliotecas han estado haciendo mayores esfuerzos por expandir prácticas incluyentes (para todos los grupos vulnerables) e inclusivas (para todas las personas con capacidades diferentes) (Meneses, 2020). Esto ha permitido reunir en esos espacios a comunidades de usuario(a)s más diversas en lo referente a cuestiones de idioma, etnia, clase, ideología, raza y género. Esta situación ha implicado que el personal bibliotecario se mueva más allá del servicio ordinario de biblioteca; ha motivado que las bibliotecas monolíticas se conviertan en bibliotecas plurales y, en consecuencia, en bibliotecas multiculturales.

Al reconocer la vulnerabilidad social de menesterosos, migrantes, refugiados y exiliados, las bibliotecas santuario han estado asumiendo la responsabilidad de la práctica de lo que se conoce como «ética del cuidado». Por ende, la ética bibliotecaria del cuidado tiene que ser vista como un fenómeno creador que está apuntando a mitigar las políticas depredadoras del capitalismo neoliberal, por lo que puede ser considerada esta ética también como un tema de análisis teórico y estudio práctico para reconocer, apreciar y afirmar que todos los seres humanos necesitamos atenciones y cuidados para sobrevivir en un mundo adverso, desfavorable para mucha gente. Desde esta perspectiva, esta naturaleza de ética está claramente cuestionando, con acciones concretas y desafiantes, los principios (neo)liberales del individualismo, el igualitarismo y el universalismo; así como el indecible estado en que se halla la sociedad capitalista global, habitualmente sustentada por los principios de la eficiencia, la competencia y el lucro con respecto a todos los bienes y servicios, entre ellos los de carácter documental.

El personal bibliotecario de santuario se ha estado adhiriendo, quizá sin tener él una plena consciencia de esto, al paradigma del proceso de cuidado. Modelo que, como se ha dado a entender, está más allá del interés propio individual; más allá de los intereses de las personas en general. De tal modo que las bibliotecas santuario asumen un compromiso con la necesidad de la diversidad de individuos, grupos y comunidades. Desde esta perspectiva, en este tipo de centros bibliotecarios el cuidado, mediante actos para satisfacer una gama de necesidades apremiantes, adquiere una dimensión social que se posiciona más allá del yo. Así, la ética bibliotecaria del cuidado puede ser vista como la serie de actividades humanas en las que se incluyen todos los actos necesarios para mantener, continuar y reparar el tan deteriorado mundo que poblamos, pues solo así lograremos tener una vida mejor y podremos construir un mundo menos adverso, principalmente para los más desvalidos. El modelo teórico de la ética bibliotecaria del cuidado es posible vincularla con la práctica de la justicia social bibliotecaria, paradigmas ajustados a la gestión de servicios bibliotecarios para aquellas personas, grupos y comunidades carentes de información. Es decir:

La posición de los menos aventajados en el discurso bibliotecológico significa plantear los problemas que atañen a las bibliotecas desde la arista de las clases populares, de los pobres, oprimidos y explotados. Se trata, en concreto, de distinguir las cuestiones de género desde el ángulo de las mujeres; de plantear las relaciones raciales, de analizar con juicio crítico los movimientos migratorios, los problemas de los desempleados, de los indígenas, de los homosexuales, de los minusválidos, de los ancianos, de los niños en condición de calle, de los obreros, de los jóvenes banda y otras minorías sociales, pero desde la perspectiva social y política de servicios bibliotecarios destinados, en efecto, para los carentes de la información necesaria, es decir, para los diversos grupos sociales que poco o nada han sido favorecidos hasta hoy por los servicios públicos de biblioteca en el seno del Estado democrático liberal (Meneses, 2020a, p. 25).

Una innovadora bibliotecología/biblioteconomía social tiene que estar atenta en relación con los actuales ataques neoliberales a cualquier noción de responsabilidad pública del Estado, los cuales ponen permanentemente en riesgo todo lo que gira en torno a la justicia social. El lado humano de la bibliotecología como disciplina teórica y el margen humanitario de la biblioteconomía como profesión práctica de servicio a la sociedad, pueden colaborar pensando en una filosofía social, inherente a la teoría bibliotecológica y práctica bibliotecaria, la cual permita ayudar a despertar la compasión por nuestros semejantes, especialmente por los más indefensos y abandonados por las políticas públicas neoliberales. El desarrollo humano saludable, físico y mental, no depende solamente de los profesionales de la salud, también incumbe a los profesionales de las ciencias sociales y humanísticas. Al final de cuentas recordemos, en el marco del comportamiento humano, el proverbio latino atribuido a Publio Terencio Africano: “Hombre soy, y nada de lo humano me es ajeno”.       

Dado el crecimiento del movimiento migratorio a nivel mundial y de los tiempos que corren en relación con los bruscos cambios climáticos, las severas crisis económicas neoliberales y las drásticas políticas migratorias, resultado estas últimas de las reacciones del Estado ante el movimiento masivo de gente a través de fronteras internacionales, algunas instituciones públicas de lectura se han declarado como «bibliotecas acogedoras», «bibliotecas hospitalarias». Conceptos que se adhieren al concepto de «bibliotecas compasivas» en el marco de una ética social bibliotecaria con perspectiva de justicia social y derechos humanos. La teoría, aún por desarrollar explícita y detalladamente, y la práctica bibliotecaria con perspectiva de santuario son asuntos de gran calado que tienen que ser contemplados en América Latina, toda vez que esta región del mundo no está exenta de la problemática que atiende esta tendencia.   

Referencias

Carneiro, Daniele, y Juliano Rocha. (2016). Bibliotecas mudan o mundo: um libro sobre o futuro das bibliotecas. Brasil: Magnolia Cartonera.

Collingwood, Loren. (2019). Sanctuary cities: the politics of refuge. New York: Oxford University Press.

Delgado, Melvin. (2018). Sanctuary cities, communities, and organizations: a nation at a crossroads. New York: Oxford University Press.

Hoover, Robin. (2018). La creación de fronteras compasivas: una ética migratoria. México: Comisión Nacional de Derechos Humanos.

Lundberg, Anna, and Lisa Dahlquist. (2018). Sanctuary practices in Scandinavian transnational cities: the case of public libraries. Journal of Human Rights Practice, 10(1), 142-158.

Meneses Tello, Felipe (2020). Bibliotecas y justicia social: el paradigma político-social de la biblioteca inclusiva y la biblioteca incluyente. Fhola de Rosto: Revista de Biblioteconomia y Ciência da Informação, 6(3), 54-77.

Meneses Tello, F. (2020a). Bibliotecas y justicia social en el Estado de democracia. Fuentes: Revista de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asemblea Legislativa Plurinominal, 19(65), 20-32.

Meneses Tello, F. (2017). Información y bibliotecas en torno a los derechos humanos. Revista Brasileira de Biblioteconomia e Documentação, 13(2), 42-84.

Meneses Tello, F. (2008). Servicios bibliotecarios para grupos vulnerables: la perspectiva en torno de las directrices de la IFLA y otras asociaciones. Informação e Sociedade: Estudos. 18(1): 45-66.  

Nilson, Torbjörn (2016). Malmö libraries for refugees. Paper presented at: IFLA WLIC 2016 – Columbus, OH – Connections. Collaboration. Community in Session 103 - Public Libraries with Library Services to Multicultural Populations and Columbus Metropolitan Library
Recovered from: https://library.ifla.org/id/eprint/1446/1/103-nilsson-en.pdf

Pateman, John y John Vincent. (2010). Public libraries and social justice. England: Ashgate.

Vincent, John. (2021). Libraries of sanctuary resource pack. 32 p.  Recovered from: 
https://www.seapn.org.uk/uploads/files/COS-Library-resource-pack-Low-res-web-version-SINGLE-PAGE-11-10-21.pdf

Vincent, John. (2022). Libraries and sanctuary: supporting refugees and other new arrivals. London: Facet Publishing.


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FELIPE MENESES TELLO

Cursó la Licenciatura en Bibliotecología y la Maestría en Bibliotecología en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Doctor en Bibliotecología y Estudios de la Información por la (UNAM). Actualmente es profesor definitivo de asignatura en el Colegio de Bibliotecología de la Facultad de Filosofía y Letras de UNAM. En la licenciatura imparte las cátedras «Fundamentos de Servicios de Información« y «Servicios Bibliotecarios y de Información» con una perspectiva social y política. Asimismo, imparte en el programa de la Maestría en Bibliotecología y Estudios de la Información de esa facultad el seminario «Servicios Bibliotecarios para Comunidades Multiculturales». Es coordinador de la Biblioteca del Instituto de Matemáticas de esa universidad y fundador del Círculo de Estudios sobre Bibliotecología Política y Social (2000-2008) y fue responsable del Correo BiblioPolítico que publicó en varias listas de discusión entre 2000-2010. Creó y administra la página «Ateneo de Bibliotecología Social y Política» en Facebook.