GERAL


LAS BIBLIOTECAS POPULARES DE ARGENTINA


Las bibliotecas populares de Argentina, instituciones que han sobrevivido al fraude conservador, a las dictaduras, al populismo, a los mecanismos de la democracia burguesa, a las quemas de libros, a la inundación de best-sellers y al marketing.

 

Argentina es el único país del mundo en que, además de bibliotecas públicas, existen bibliotecas populares. Las creó el presidente Domingo Faustino Sarmiento, en 1890, por una ley que establecía que debían constituirse como producto de la asociación de personas que unieran sus esfuerzos para posibilitar el acceso universal (de pobres y ricos, de chicos y grandes, de nativos y extranjeros) al conocimiento de las letras, las ciencias y las artes. Hoy, a 120 años de esa norma, hay 64 bibliotecas populares en Entre Ríos y 2.000 en todo el país, que además cumplen un “importante rol de contención social”, aseveró a AIM la secretaria de la Federación Entrerriana de Bibliotecas Populares y titular de la biblioteca Laura Vicuña, del barrio Los Arenales, Raquel Menis.

 

Las bibliotecas populares han sobrevivido a todos los avatares del país, al fraude conservador, a las dictaduras, al populismo, a los mecanismos clientelísticos de la democracia burguesa. Sobrevivieron a las quemas de libros, a la inundación de best-sellers, al marketing. Actualmente – y cada vez más – reemplazan a las escuelas en las funciones que éstas no pueden cumplir porque tienen que dar de comer, constituirse en espacio para la vacunación y la revisación odontológica, ocuparse de las cabezas parasitadas y del maltrato doméstico. En las populares los chicos y las chicas aprenden las lecciones – ya las editoriales no regalan un libro a cada maestra de grado –, hacen los deberes, leen los cuentos que antes oían de boca de sus padres y madres, de sus abuelos y abuelas.

 

Estas instituciones comunitarias son verdaderos refugios de la cultura, pero también importantes centros de contención social. En nuestra provincia, la Federación Entrerriana de Bibliotecas Populares agrupa a 64 instituciones de este tipo.

 

Su función “es hacer cumplir la ordenanza de creación; con el cobro de la cuota societaria; reunirse al menos una vez al año para dialogar sobre el trabajo realizado y futuras acciones, además de mantener el contacto entre las bibliotecas populares de la provincia”, dijo Menis a AIM.

 

Al respecto, adelantó que “antes de fin de agosto se realizará una reunión de comisión ampliada, en el medio de la provincia, lo cual se comunicará por correo a todas las bibliotecas, con la intención de que participen todos, porque es importante intercambiar ideas, realizar aportes mutuos y establecer un contacto continuo sobre el trabajo de la Federación”.

 

Actualmente, “en general se trabaja bien, porque cada una en su espacio, su pueblo o ciudad, desarrolla distintas actividades. Algunas tienen su edificio propio y otras recién están comenzando, pero por suerte nos ayuda mucho el gobierno nacional y provincial, entregándonos un subsidio anual”.

 

A principios de este año se alertó por la falta de pago de los subsidios mensuales que entrega el gobierno provincial, beneficio que se creó por ley en 1988, y que equivale a un sueldo mínimo de bolsillo de un maestro de grado. Sin embargo, Menis aseguró a esta Agencia que “esa situación se normalizó y se está cobrando bien”. “Los últimos gobiernos han respondido bien y ayudan mucho a las bibliotecas pequeñas que recién comenzamos”, señaló.

 

Sin embargo, agregó que “las falencias muchas veces se dan por los dirigentes de las bibliotecas, que no rinden el dinero que reciben o que no ponen interés en el trabajo que hacen”. Además, resaltó que “el trabajo se realiza ad honorem y es a pulmón, y no es fácil llevar adelante una institución civil”.

 

También destacó el proyecto de ley que analiza la comisión de Educación del Senado provincial y que propone declarar como “bien de utilidad social” a las bibliotecas populares, con lo cual aquel las de más de 10 años de antigüedad serán inembargables. Sostuvo que “sería muy importante porque actualmente dependemos del gobierno”.

 

El trabajo en Los Arenales

La biblioteca Laura Vicuña funciona hace nueve años en calles El Patí y el Manguruyú del barrio Los Arenales, de Paraná, y cuenta con 3.500 libros conseguidos gracias al esfuerzo de Raquel, quien también contó cómo fueron los comienzos de la biblioteca que preside: “me quedé viuda en el 2000 y entonces comencé a ver las necesidades que teníamos en el barrio, hasta que junto con otros 40 vecinos formamos la biblioteca”.

 

Sostuvo que la idea “dio resultado porque somos la única institución que está en el barrio y trabajamos mucho con los chicos de la zona” y detalló: “ahora estamos trabajando en la sala de la lectura, que realizamos todos los años, y hacemos concursos de lectura, de interpretación, de dibujo, que engancha mucho a los chicos”.

 

También se realiza “un concurso de títeres con los más chiquitos y hacen representaciones de canciones, y se enseña dactilografía y computación”. “Hay que desarrollar estrategias para que los chicos se entusiasmen, lo cual es mucho más difícil con los jóvenes más grandes, los adolescentes que están bastantes alejados de los libros”, señaló.

 

De todos modos, adelantó que “gracias al subsidio provincial estamos cerrando la biblioteca y con el subsidio nacional pudimos techar, y mi objetivo es armar un gimnasio para sacar a los jóvenes y adolescentes de la calle”. Reseñó que “el 90 por ciento de los adultos del barrio es analfabeto; los chicos dejan la escuela a los 14 ó 15 años, tienen hijos y forman un hogar muy tempranamente, y eso hace muy difícil el trabajo”.

 

En ese marco, destacó que “las bibliotecas populares cumplen un rol de contención social muy importante que va más allá de la lectura y las actividades con los libros; se realiza un trabajo de hormiga para lograr capacitar a los niños y adolescentes, y contenerlos en todos aquellos aspectos en que la escuela y la familia no pueden hacerlo”.

 

¿Qué dice la ley provincial?

La ley 8092, sancionada por la Legislatura el 27 de julio de 1988, reformada en 1997, cuando Sergio Urribarri presidía la Cámara de Diputados, declaró de “interés público la creación y funcionamiento de Bibliotecas Populares” en Entre Ríos.

 

El artículo 4º de esa norma creó un subsidio mensual “con destino a sufragar gastos de personal, mantenimiento y adquisición de material bibliográfico”, equivalente “al duplo del sueldo básico inicial de un maestro de grado perteneciente al Consejo General de Educación de la provincia”.

 

Pero fija una serie de requisitos: a) contar con personería jurídica provincial vigente; b) material bibliográfico adecuado a las necesidades de la población a la que sirven; c) ordenamiento bibliográfico acorde con las pautas técnicas usuales en materia de organización bibliotecaria; d) servicio de préstamos de libros a domicilio de asociados; e) encontrarse inscriptas en el Registro de Bibliotecas Populares; f) contar con un local con instalaciones adecuadas para la función; g) prestar un servicio gratuito de atención al público no menor de 30 horas semanales; h) asignar a personas con título habilitante de bibliotecario las tareas de organización y atención del servicio; i) encuadrar al personal técnico y administrativo en el ordenamiento legal vigente.

 

También conformó la Comisión Protectora de Bibliotecas Populares de la provincia de Entre Ríos, integrada por un representante del Consejo General de Educación, un representante de la Dirección de Cultura de la provincia, un representante de la Federación Entrerriana de Bibliotecas Populares y uno por cada Cámara Legislativa provincial.

 

El artículo 22º ordenó al Poder Ejecutivo que, “en oportunidad de confeccionar el Proyecto de Presupuesto General de Gastos, incluirá los fondos necesarios para el efectivo cumplimiento de la presente ley”. En 1997, la Ley Nº 9094 introdujo algunas reformas.

 

La Legislatura de la provincia invitó a los municipios de la província a otorgar beneficios de exención del pago de tasas y contribuciones correspondiente a servicios públicos a las bibliotecas populares.

 

¿Qué es Conabip?

La Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares (Conabip) es el organismo estatal dependiente de la secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación que desde 1870 apoya y fomenta el desarrollo de bibliotecas populares en todo el territorio de la República Argentina.

 

Existen casi 2000 bibliotecas populares en todo el país, que están registradas en la red.

 

La ley 419 del 23 de septiembre de 1870, propiciada por Domingo Faustino Sarmiento, dio origen a la Comisión Protectora de Bibliotecas Populares, con el propósito de fomentar la creación y el desarrollo de estas instituciones, constituidas por asociaciones de particulares, con la finalidad de difundir el libro y la cultura.

 

En 1986, la ley 23.351 de Bibliotecas Populares estableció los objetivos y el funcionamiento de la Comisión, y creó el Fondo Especial para Bibliotecas Populares.

 

¿Cómo funciona?

La Comisión ejecuta su presupuesto mediante la distribución de subsidios, compra y envío de libros y la realización de actividades mediante las cuales lleva a cabo sus políticas. Actualmente el objetivo general de la política es fomentar el desarrollo de las bibliotecas populares, su valoración pública como espacios físicos y sociales relevantes en la construcción de cultura popular e identidad nacional.

 

El desarrollo de políticas específicas se sustenta en la propuesta de retomar programas y actividades ya implementados por Conabip, otros que han ido elaborando las bibliotecas populares y diferentes provincias, y los que formula esta gestión en cumplimiento de las metas del gobierno nacional en general y de la secretaría de Cultura en particular.

 

(Correo Bibliopolitico, n.386, 10/08/2009)

 


Fonte: Bibliotecas populares que aportan más que cultura - El Informador. Argentina. 09/08/2009
Divulgado por Felipe Meneses Tello – Enviado para “biblio-profresistas” em 11/08/2009

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OSWALDO FRANCISCO DE ALMEIDA JÚNIOR

Professor associado do Departamento de Ciência da Informação da Universidade Estadual de Londrina. Professor do Programa de Pós-Graduação em Ciência da Informação da UNESP/Marília. Doutor e Mestre em Ciência da Comunicação pela ECA/USP. Professor colaborador do Programa de Pós-Graduação da UFCA- Cariri - Mantenedor do Site.