BIBLIOTECAS, SOCIEDAD Y ESTADO


  • Relação entre as bibliotecas, as ações dos profissionais que nelas atuam e o estado.

EL PARADIGMA PÚBLICO DE LA BIBLIOTECA PÚBLICA - XXXIX

Una de las figuras más relevantes del Estado laico mexicano fue Ignacio Ramírez Calzada (1818-1879), conocido también bajo su seudónimo periodístico de El Nigromante. A este personaje se debe también, como ministro de Justicia e Instrucción Pública durante la administración de don Benito Juárez, la creación de la Biblioteca Nacional de México y la conversión de la Biblioteca Palafoxiana en biblioteca pública (Arellano, 2012, p. 58). Obra ordinariamente omitida o ignorada en la historia de las bibliotecas mexicanas (González, 1910; Carrasco, 1948; Vázquez, Herrero y Flamenco, 1987; Lafuente, 1992). Más aún, a Ramírez le correspondió, como político e ideólogo liberal, escribir las Leyes de Reforma, las que comenzó a redactar desde 1843. Autoría que Ignacio Manuel Altamirano reconoció y acreditó en 1880 (Arellano, 2012, p. 54). Más tarde, como funcionario público, Ramírez Calzada tuvo la responsabilidad de aplicar y ejecutar esa legislación reformista, cuyo influjo alcanzó el funcionamiento orgánico del servicio público de biblioteca. 

 

La base progresista de El Nigromante, en relación con la Biblioteca Nacional en general y la Biblioteca Palafoxiana en particular, fue el conjunto de avanzadas ideas liberales que forjó en materia de educación pública, laica y gratuita. También su convicción política en torno a la separación de la Iglesia y el Estado debió influir para determinar y concordar, como uno de los ideólogos, autores y ejecutores de las Leyes de Reforma, que las bibliotecas clericales de origen novohispano pasaran a formar parte de la Biblioteca Nacional de México y que la Biblioteca Palafoxiana se convirtiese en Biblioteca Pública del Estado. Había que superar el rezago en que se encontraba la nación mexicana en cuanto a instituciones públicas, en cuanto a bibliotecas disponibles para el uso público. Aquel insigne político supo valorar el servicio de lectura como esencia del servicio de biblioteca porque, en su calidad de estudiante y estudioso, fue un gran lector de libros en varias bibliotecas. Al respecto Ignacio Manuel Altamirano, su discípulo en el Instituto Literario de Toluca,  escribió que como:

 

[…] joven escolar no se limitaba a adquirir estos conocimientos obligatorios. Su sed de saber era inmensa, y para satisfacerla se consagró, tanto en la excelente biblioteca anexa al Colegio de San Gregorio, como en la de la Catedral y en otras que había entonces, a una lectura constante, apasionada, mortal, por espacio de ocho años consecutivos, sin concederse la menor distracción, lo cual hizo que se contara entre sus colegas, que habiendo entrado en esas bibliotecas erguido y esbelto, salió de ellas encorvado y enfermo; pero erudito y sabio, eminentemente sabio (Altamirano, 1889, p. xi).

 

Altamirano al citar el discurso que pronunció Hilarión Frías y Soto con motivo de la entrada de Ignacio Ramírez en calidad de socio de número a la Academia de Letrán, nos percatamos de la figura de aquel liberal mexicano como asiduo lector de las bibliotecas que tuvo a su alcance:

 

Ramírez, entretanto, abstraído en el estudio, recorría las bibliotecas públicas porque no podía tener libros, y leía todo, y todo lo absorbía, asimilándose una gran dosis de ciencia, con esa selección de los talentos superiores que extractan la doctrina, desechan lo excedente y lo falso, concretan, y sobre los conocimientos adquiridos implantan sus propias deducciones (Altamirano, 1889, pp. xvi-xvii).

 

La vida intelectual de don Ignacio Ramírez, en el universo del servicio de biblioteca, debió influir en su espíritu para percibir la relevancia que el uso público de los acervos bibliográficos podía tener con el fin de reformar una sociedad retardataria, poco ilustrada y escasamente alfabetizada. Ramírez no se limitó con adquirir conocimientos en los libros, sino que llevó éstos al dominio de la acción hasta ver el cambio de la política cultural en relación con las bibliotecas que habían pertenecido al clero, entre ellas la Palafoxiana; y la Biblioteca Nacional, fundada, después de varios intentos, el 30 de noviembre de 1867. Obra que, subrayemos, no ha sido cabalmente conocida ni reconocida en los antecedentes históricos de la máxima institución bibliotecaria de México (La Biblioteca Nacional de México: testimonios y documentos para su historia, 2004). Lo mismo ha sucedido con la conversión de la Biblioteca Palafoxiana como biblioteca estatal.      

 

 

Referencias

 

Altamirano, Ignacio Manuel. (1889). Biografía de Ignacio Ramírez. En Obras de Ignacio Ramírez. México: Oficina Tip. de la Secretaría de Fomento. Tomo I,  p. [i]-lxxii.

 

Arellano, Emilio. (2012). La nueva República: Ignacio Ramírez El Nigromante. México: Planeta.

 

La Biblioteca Nacional de México: testimonios y documentos para su historia. (2004). Compilación y edición María del Carmen Ruiz Castañeda, Luis Mario Schneider, Miguel Ángel Castro. México: Instituto de Investigaciones Bibliográficas, Biblioteca Nacional, UNAM.

 

Carrasco Puente, Rafael. (1948). Historia de la Bibliotecas Nacional de México. México: Secretaría de Relaciones Exteriores, Departamento de Información para el Extranjero.

 

González Obregón, Luis. (1910). La Biblioteca Nacional de México, 1833-1910. Reseña histórica. México: [s.n.].

 

Lafuente López, Ramiro. (1992). Un mundo poco visible: imprenta y bibliotecas en México durante el siglo XIX. México: Universidad Nacional Autónoma de México.

 

Vázquez Mantecón, Carmen; Herrero Bervera, Carlos; Flamenco Ramírez, Alfonso. (1987). Las bibliotecas mexicanas del siglo XIX. México: SEP, Dirección General de Bibliotecas.


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FELIPE MENESES TELLO

Cursó la Licenciatura en Bibliotecología y la Maestría en Bibliotecología en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Doctor en Bibliotecología y Estudios de la Información por la (UNAM). Actualmente es profesor definitivo de asignatura en el Colegio de Bibliotecología de la Facultad de Filosofía y Letras de UNAM. En la licenciatura imparte las cátedras «Fundamentos de Servicios de Información« y «Servicios Bibliotecarios y de Información» con una perspectiva social y política. Asimismo, imparte en el programa de la Maestría en Bibliotecología y Estudios de la Información de esa facultad el seminario «Servicios Bibliotecarios para Comunidades Multiculturales». Es coordinador de la Biblioteca del Instituto de Matemáticas de esa universidad y fundador del Círculo de Estudios sobre Bibliotecología Política y Social (2000-2008) y fue responsable del Correo BiblioPolítico que publicó en varias listas de discusión entre 2000-2010. Creó y administra la página «Ateneo de Bibliotecología Social y Política» en Facebook.