BIBLIOTECAS, SOCIEDAD Y ESTADO


  • Relação entre as bibliotecas, as ações dos profissionais que nelas atuam e o estado.

EL PARADIGMA PÚBLICO DE LA BIBLIOTECA PÚBLICA - X

La biblioteca pública, como institución social abierta a todos los grupos de la sociedad, es o debe ser un lugar no solamente de información comunitaria y formación ciudadana, sino también es el espacio público idóneo para que lectores y usuarios disfruten de las actividades inherentes a la función recreativa que debe desempeñar esta institución bibliotecaria con la finalidad de apoyar el fomento a la lectura. Responsabilidad social de la que dependen los hábitos concernientes al uso comunal de sus acervos y servicios. Sabemos que el nivel de acceso y aprovechamiento en torno a sus colecciones que desarrolla y servicios que gestiona es, de modo formal, mayor en contraste con otros tipos de bibliotecas (académicas y especializadas principalmente), aún aquellas controladas por la Administración Pública centralizada, descentralizada y desconcentrada. Por esto, es la biblioteca más apropiada para forjar la habilidad de leer como un derecho social para todos. Un derecho más allá del relacionado con la biblioteca escolar y  la biblioteca de aula.

 

En torno al tipo de centro bibliotecario que nos ocupa, el interés general se articula con el interés común de la comunidad a la que atiende. Así, la biblioteca pública es un bien público que se destina al colectivo, a pesar de esto no disminuye su disponibilidad de recursos y servicios para otros; es un espacio de bien común puesto que existe para beneficiar a mujeres y hombres de todas las edades y clases sociales. Esta predisposición para hacer el bien es lo que caracteriza el ethos de la biblioteca pública (Meneses, 2013, p. 164-166). Los individuos, como parte de la colectividad, tienen la posibilidad de acudir a esta biblioteca para la consulta, el estudio o el análisis de una gran diversidad de documentos (libros, revistas, periódicos, videos, etc.). Aunque esta posibilidad varía de persona a persona en relación con una serie de factores que pueden, en la contextura del sistema social capitalista, más obstaculizar que facilitar el uso de este servicio público, principalmente entre aquellas personas socialmente marginadas.

 

No obstante, la gama de servicios bibliotecarios y de información que ofrece esta biblioteca a la sociedad es la base del proceso de socialización de los documentos que organiza el personal bibliotecario profesional y auxiliar. La dimensión pública de esta institución bibliotecaria se materializa, en este sentido, de acuerdo con los grupos sociales que sirve o que debe y puede servir con espíritu multicultural. La pluralidad de formas de pensar y actuar de la sociedad reivindica la necesidad público-social de contar con un eficaz servicio de biblioteca pública a su alcance.

  

La biblioteca para todos desemboca en dos dinámicas públicas: 1] en la dinámica social del pueblo y 2] en la dinámica política del Estado. La primera idea sugiere que esta biblioteca se crea y desarrolla para el uso público del pueblo, para el uso social de los miembros que encarna el elemento humano del Estado; la segunda noción alude a la gestión pública de esa institución bibliotecaria, al gobierno encargado de hacer funcionar el servicio de biblioteca pública como servicio público mediante el aparato concerniente a la Administración Pública. Por esto, el sistema de bibliotecas públicas se localiza en el contexto del desarrollo de la actividad administrativa del Estado. Empero, la razón pública de esta naturaleza de biblioteca está ligada tanto a la sociedad como al Estado. Es decir, la dinámica social de la biblioteca pública identifica lo social con lo público; la dinámica política de esta institución refiere lo político con lo público. Una perspectiva en este sentido la observamos mediante la vinculación de este centro de lectura con la vida social y política de la tradición republicana y con el perfil social y político de la democracia. Así, una teoría contemporánea universal de la biblioteca pública, conectada con lo público, no puede construirse al margen de lo social y de lo político porque entra en juego esta institución de servicio tanto en la esfera pública constituida por la sociedad como en la esfera pública oficial del Estado.

 

El uso público de este tipo de biblioteca se relaciona con las personas que requieren de sus colecciones y servicios en su calidad de seres humanos civilizados, esto es, que pertenecen a determinados grupos sociales y que aspiran a formar parte de la gente educada e informada que demanda la sociedad a la que pertenecen. En este contexto, el paradigma cívico de la biblioteca pública enriquece el pensamiento y la acción del paradigma público que nos ocupa porque esta biblioteca se distingue como una institución cívica en el sentido de que puede ayudar a sus lectores y usuarios a cómo convivir en sociedad; porque esta institución bibliotecaria puede apoyar a mejorar el comportamiento de los presentes y futuros ciudadanos con la finalidad de que cumplan con sus deberes y batallen por sus derechos, contribuyendo así al bienestar social de su comunidad.

 

Desde esta perspectiva, Goulding al vincular lo cívico con lo público, escribe: “La capacidad de la biblioteca pública de actuar como un espacio cívico dinámico y vital es ampliamente aceptada en la literatura bibliotecológica”, en este sentido, “la biblioteca pública tiene muchos atributos que contribuyen a la percepción de que es un exitoso espacio público” (2005, p.  52).  En efecto, no es nuevo el punto de vista en la literatura de nuestra disciplina y profesión que distingue a este lugar público de lectura y consulta como un relevante espacio cívico. Hace más de medio siglo que Rose afirmó en su libro The public library en American life: “Es particularmente variada y compleja la situación cívica de la biblioteca […]”; empero, reconoció: “La concepción de la biblioteca pública como una institución con responsabilidades cívicas y sujetas a control público es una versión moderna, y solamente en años relativamente recientes ha sido generalmente aceptada y entendida.” (1954, p. 57-58). Hoy en día, la sociedad continúa requiriendo de esta institución para ayudar a pensar, decidir y actuar en bien del interés colectivo.  En consecuencia, es menester que la comunidad bibliotecaria valore en su justa dimensión el vigente carácter cívico de los diferentes sistemas de bibliotecas públicas.

 

La apreciación cívica se configura en el valor cívico de las bibliotecas públicas en el marco de la dinámica social que desarrollan cuando se severa:

 

Como prominentes instituciones cívicas al mando de un lugar firme y favorable en la vida de la nación, las bibliotecas públicas han funcionado como organismos importantes de la modernidad, creando junto a otras instituciones racionales una esfera pública de discurso abierto, democrático y de progreso social e individual. (Black, 2006. pp. 22-23).

 

En este sentido, se admite que la biblioteca pública ha venido colaborando, desde sus tiempos protopúblicos, en la construcción de la «esfera pública». El estudio acerca de “la transformación estructural de la esfera pública”, escrito por el destacado filósofo alemán Jürgen Habermas, considera a la primera biblioteca pública y sus formas precursoras (clubes de lectura, círculos de lectura y bibliotecas de suscripción) como indispensables componentes del escenario institucionalizado de la sociedad moderna en el contexto liberal burgués, caracterizado por sus relaciones discursivas en donde la práctica de la lectura, promovida por aquellas bibliotecas primigenias de lo público, sería uno de los recursos para fomentar la participación a través del diálogo, y formar así la esfera pública referente al debate racional-critico en el mundo de las letras (Habermas, 1989, p. 51).  De tal modo que a la biblioteca pública la podemos concebir, con base en la percepción de aquel miembro eminente de la segunda generación de la Escuela de Frankfurt, como uno de los motores de la esfera pública.

 

La dinámica tanto social como política, ejes de la dinámica pública de la institución bibliotecaria disponible a todos, es una perspectiva para comprender hoy en día la importante relación que existe entre esfera pública y biblioteca pública. Es decir, la dinámica social se complementa con la dinámica política de esta categoría de biblioteca, pues se afirma: “Desde mediados del siglo XIX, la gobernanza de la biblioteca pública se ha basado en el principio de que la biblioteca pública es una función pública, arraigada en los estatutos del Estado pero administrada por una responsabilidad local.” (Shavit, 1986, p. 40).  Si  bien esta valoración gira en torno al contexto estadounidense, la vinculación público-administrativa entre la biblioteca, el gobierno y el Estado tiene validez universal. Como tienen también firmeza teórica general los tres nexos asociados a la dinámica social de la biblioteca pública: 1] biblioteca y sociedad, 2] biblioteca y comunidad, 3] biblioteca y pueblo.  Aunque esta última relación tiene también estrecha vinculación con la dinámica política de esta naturaleza de centro bibliotecario puesto que la categoría de «pueblo» se asocia comúnmente a la teoría general del Estado y/o teoría  política (González, 1996, p. 111); mientras que los conceptos de «sociedad« y «comunidad» están peculiarmente insertos en el discurso sociológico (Chinoy, 1960, p. 60-61).

 

 

Referencias

 

Black, Alitair. (2006). Introduction the public library in concept and reality. En: Black, Alistair; Horare, Peter (Eds.). The Cambridge history of libraries in Britain and Ireland. Volume III 1850-2000. Cambridge: Cambridge University Press.

 

Chinoy, Ely (1960). Introducción a la sociología: Conceptos básicos y aplicaciones. Buenos Aires: Paidós, 1960.

 

González Casanova, Pablo. (1996). Pueblo. En Díaz, Elías; Ruiz Miguel, Alfonso (Eds.). Filosofía política II: teoría del Estado. Madrid: Editorial Trotta. pp. 111-115

 

Goulding, A. (2005). The public library: a successful public space? En P. Tuner y E. Devenport (Eds.). Spaces, spatiality and technology. Derdrecht, The Netherlands: Springer. pp. 45-66

 

Habermas, Jürgen. (1989). The structural transformation of the public sphere: an inquiry into a category of bourgeois society. Cambridge, Massachusetts: The MIT Press.

 

Meneses Tello, Felipe. (2013). Bibliotecas y sociedad: el paradigma social de la biblioteca pública. Investigación Bibliotecológica: Archivología, Bibliotecología e Información. 27 (61): 157-173

 

Rose, Ernestine. (1954). The public library in American life. New York: Columbia University Press.

 

Shavit, David. (1986). The politics of public librarianship. New York: Greenwood Press.


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FELIPE MENESES TELLO

Cursó la Licenciatura en Bibliotecología y la Maestría en Bibliotecología en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Doctor en Bibliotecología y Estudios de la Información por la (UNAM). Actualmente es profesor definitivo de asignatura en el Colegio de Bibliotecología de la Facultad de Filosofía y Letras de UNAM. En la licenciatura imparte las cátedras «Fundamentos de Servicios de Información« y «Servicios Bibliotecarios y de Información» con una perspectiva social y política. Asimismo, imparte en el programa de la Maestría en Bibliotecología y Estudios de la Información de esa facultad el seminario «Servicios Bibliotecarios para Comunidades Multiculturales». Es coordinador de la Biblioteca del Instituto de Matemáticas de esa universidad y fundador del Círculo de Estudios sobre Bibliotecología Política y Social (2000-2008) y fue responsable del Correo BiblioPolítico que publicó en varias listas de discusión entre 2000-2010. Creó y administra la página «Ateneo de Bibliotecología Social y Política» en Facebook.